—Si te quedas ahí parado mirándome un rato más, llegaremos tarde al trabajo y Singh va a matarnos.

El castaño sacude la cabeza, saliéndose de golpe de sus pensamientos completamente negativos. Suspira y se refriega el rostro—. ¿Cuánto llevas despierta?

—Como unos cinco minutos. —Kailan ríe levemente, sentándose en el borde de la cama. Suelta un largo bostezo—. Suficientes para saber que otra vez estás pensando de más lo de los últimos días.

Barry niega con la cabeza, apartando la mirada de ella cuando la chica se coloca de pie, acomodándose la camiseta del castaño que le quedaba por encima de sus muslos. Podría decirse que las cosas definitivamente estaban yendo muy rápido entre ellos, pero no era algo que los sorprendiera. Estaban unidos por el destino y siendo mejores amigos de toda la vida definitivamente la confianza era mucha. Aunque claro, había límites que ninguno de ellos se atrevía a tocar todavía.

—Hey. —Alza la vista, encontrándose con la pequeña sonrisa de Kailan—. Estoy bien, Barr.

—No, no lo estás. —Reniega de vuelta, dejándose querer cuando ella envuelve los brazos en su torso con delicadeza—. Mírate, estas pálida, delgada, hasta tienes moretones en diferentes partes de ti que salen de la nada. Te estoy debilitando poco a poco.

—Es sólo en lo que tu cuerpo se acostumbra, bueno, a ser normal otra vez... —Susurra con pena en su cuello, causándole escalofríos por su cálido aliento chocando contra su piel expuesta—. Nací para esto, Barry. Ya pasará.

—Odio hacerte esto. —Toma con ambas manos su rostro y lo acerca al de él—. Odio ser la causa de tus ojeras y de tus labios partidos, Kai.

—No, basta, Bartholomew. No quiero escucharte más con esa mierda negativa. —Gruñe y frunce el ceño—. ¿Cuántas veces lo hemos hablado?

—Muchas. —Susurra sin ganas.

—Ajá, ¿y cuántas veces te he dicho que te quiero lo suficiente como para hacer esto y más por ti? —Barry suspira cuando ella roza los labios cerca de los suyos—. Barry Allen, eres mi mejor amigo desde que tengo memoria y ahora sé que eres mi humano, mi razón de ser. Estoy aquí por y para ti, así que pon una sonrisa de esas bonitas tuyas en tu rostro y vamos a cambiarnos, que ya se nos hizo tarde para el trabajo y vas a ser tú quien invente una excusa para el jefe esta vez.

Sólo otro día regular en Central City, algo gris; nada que un beso de Kailan no pudiese arreglar en Barry.

[ . . . ]

—No saben lo mucho que deseo el que no tuviéramos que guardar el casco de Jay. —Masculla Cisco, saliendo de su visión—. Odio esta cosa.

—Bueno...

—Ojalá pudiera abollarlo. —Gruñe. Kailan ríe levemente por lo bajo.

Ya era costumbre verlos ahí reunidos, justo a la hora del descanso de los dos CSI y el detective West, para hacer lo mismo de todos los días: que Cisco vibrara a través del casco de Jay el estado de su amiga castaña. A veces los acompañaba Iris, a veces Marcus y a veces Vincent, pero siempre tenían que asegurarse de que ella se encontraba bien, al menos viva. Era la única razón por la que no se habían desecho de aquel objeto que lo único que les traía eran malos recuerdos.

—Es necesario. —Suelta Kailan en un suspiro mientras se apoya cerca de la consola—. ¿Viste a Caitlin en tu vibra?

El otro asiente desganado, sin fuerzas. Odiaba tener a su mejor amiga tan lejos, odiaba no poder hacer nada al respecto—. Como siempre, aún la tiene en su guarida. Ella tiene miedo, pero está bien. Con vida.

BACK FOR YOU » BARRY ALLEN/THE FLASHWhere stories live. Discover now