Capítulo 23

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—¿Annie?

—Hola, Armin— habló la pequeña rubia que tenía delante. Sentada en el sofá de casa. Con su serias facciones tan características, como siempre.

—¿Qué haces aquí?

—Vi a tú abuelo, y de casualidad me dijo que ibas a volver.  No te importa que haya venido, ¿verdad?—alzó una ceja.

—No no... No pasa nada, supongo—suelto un leve suspiro y miró hacia mi abuelo. Él está sonriendo.

Recuerdo que se puso muy triste cuando se enteró de que había decidido dejarlo con Annie. Al principio insistió mucho en que volvería con ella, que es normal que necesitará un descanso, pero que ella era buena para mi.

Supongo que es normal que él quiera que esté con alguien que sea buena persona, como Annie. Pero he encontrado a una buena persona que me gusta más.

—Armin, tendrás muchas cosas que contarnos, ¿no?— mi abuelo me invitó a sentarme con él al sofá, al lado de Annie.

—Sí, muchas cosas la verdad...— me lleve la mano a la cabeza.

—Pues no te cortes—mi abuelo me sonreí ya sentado.

Le devolví el gesto, pero lo quité cuando miré a Annie y veía como está seguía seria.

—Está bien, pero antes quiero beber un poco de agua— inventé una excusa para salir del salón en cuanto antes.

Me metí en la cocina y cogí un vaso de agua.

No me esperaba encontrarme con Annie hoy, y mucho menos en mi casa... Es cierto que me apetecía hablar con ella para arreglar todo de una vez por todas, pero no precisamente hoy.

—Ey— alguien me llamó detrás de mí—Siento haberme presentado así en tu casa—Annie agachó su cabeza una vez que había hablado.

—Ah... No le des mucha importancia... Supongo que yo también tenía ganas de verte...

Hubo un silencio entre los dos.

—¿Cómo has estado?—le pregunté.

—Bien, sigo entrenando para la policía...— sonrió un poco, pero volvió a su cara neutra al momento.

—Que bien, Annie, estoy seguro de que lo conse-

—¿Te parezco buena persona?— la rubia levantó la mirada y clavó sus intimidantes ojos azules en los míos.

—¿Una buena persona?

Ahora fui yo quien aparte mi mirada y me apoyé en la encimera que tenía detrás de mí. Pensé lo que le iba a decir.

—Creo que no me gusta ese término— volví a mirarla— Una persona puede ser buena para cada persona. No creo que exista una que sea buena para todos.

—Y para ti, ¿yo soy buena?

Me quedé mirándola.

Annie siempre fue una chica fría y muy poco social. Llevaba muy buenas notas, pero dónde las destacaba siempre era en los deportes. No sé cómo se puedo acabar fijando en alguien como yo. Nuestra relación creció de poco a poco. Pero, creó que llegó un punto en el que ya no podía hacerlo más...

—Sabes que sí.

Hizo una pequeña mueca.

—No has cambiado de idea, ¿verdad, Armin?

Agaché la cabeza y negué.

—Siempre serás importante para mí.

Se rió un poco.

UNIVERSIDAD PARADIS (EREMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora