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— Lo sé, Eva; estaré bien. Te quiero.— le vuelvo a asegurar antes de colgar.

Antes de bloquear el móvil, me meto en Spotify y elijo la playlist que tanto tiempo me ha llevado organizar para este viaje.

De primeras suena Vas a quedarte de Aitana. Un temazo que consigue que me duerma al segundo, entrando en un sueño profundo.

— Perdona. — siento golpecitos leves en mi hombro. Abro los ojos y me encuentro con un chico alto, de pelo rizado rubio y ojos oscuros—. Ya hemos aterrizado.

De repente pego un bote en el asiento y me pongo de pie; me percato de que no hay ningún pasajero en el avión ya.

— Dios, gracias por avisarme.— le sonrío como puedo, y cojo mi bolso y mi chaqueta.

— De nada. Mi nombre es Gonzalo.— se presenta mientras salimos del avión— ¿Tú cómo te llamas?

— Irene.—respondo rápidamente, y saco mi móvil del bolsillo de la chaqueta. Lo desbloqueo y le mando un mensaje a Eva diciéndole que he llegado bien.

— Encantado, ¿te apetece cenar algo?— eso suena muy directo y hace que me incomode su presencia.

— Lo siento, pero es tarde y tengo prisa. Me están esperando.— miento—. Un placer conocerte.


El taxi me deja en la misma puerta del edificio donde se halla mi futuro apartamento, cosa que agradezco ya que me hubiese perdido si tengo que coger autobuses. Le pago, saco mis maletas del maletero y me dispongo a entrar en mi nuevo hogar durante cuatro largos años.

Cuando llego a mi apartamento, tengo serios problemas para abrir la puerta debido a que la llave no se introduce bien.

De repente, se abre y suelto un leve grito.

— ¡Ay! — grita una chica con un antifaz en la frente—. Si quieres robar algo, la del C tiene una caja fuerte abierta.

No puedo evitar reírme.

— Vaya, veo que no te han hablado de tu nueva compañera. Me llamo Irene, pero no sé si estoy encantada de tenerte como compañera de piso si eso significa que dejarías que me roben.— logro que sonría y me deja paso para que entre, a la misma vez que se presenta.

—Yo soy Julia, pero puedes llamarme Juli. Me has caído muy bien.

Cuando termino de sacar casi todo de las maletas y bolsos, gracias a la ayuda de mi nueva amiga, resulta ser las once de la noche. Pide una pizza para cenar y mientras la esperamos, comienza a atacarme a preguntas.

— ¿Qué carrera vas a hacer? — me pregunta.

— Educación Primaria.—le respondo y veo cómo se lleva las manos a la boca.

—¡Pollita!— frunzo el ceño y ella echa el cuello hacia atrás debido a su ataque de risa malévolo—Así llamamos a nuestros novatos.

—¿Nuestros? — asiente—.¿Eres mi...- pero no consigo terminar la oración ya que me corta.

—¡Soy tu veterana! — grita y aplaudo—.Estoy en el tercer año. Tengo 21 años, ¿y tú?

—Igual. Lo que pasa es que no me he animado a entrar a la uni hasta este año.—rezo por que no me pregunte, pero no sirve de nada.

—¿Y eso?—suspiro y justo me salva el timbre.

—¡PIZZAAAA!—exclamo y la incito a abrir la puerta.


A la mañana siguiente, suena la alarma a las siete y media. Me quedo cinco minutos estirada en mi nueva cama y bajo mis nuevas sábanas.Cuando me siento lo suficientemente espabilada para levantarme, lo hago y me dispongo a ir al pequeño cuarto de baño.

Y me terminaste buscando #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora