—¿Cómo está mi hija? —Marcus toma al castaño por los hombros y comienza a buscar como un loco por el lugar a Kailan—. ¿D-Dónde está?

—Caitlin se está encargando de ella en la enfermería. —Al escuchar eso, Marcus comienza a caminar hacia el lugar, siendo detenido al instante por el velocista escarlata—. No, hey. Ella tiene todo bajo control, señor.

—Tengo que ver a mi hija. —Barry niega con la cabeza, poniendo la mayor fuerza posible para evitar que el padre de su mejor amiga se zafe del agarre—. ¡Tengo que verla!

—Hey, Marcus, tranquilo. —El castaño frunce el ceño al escuchar a Vincent llamar al morocho por su nombre de pila mientras se acerca con las manos alzadas—. Soy médico también. Iré a ayudar a Caitlin, ¿de acuerdo? Me encargaré de avisarle personalmente cuando puedan pasar a verla pero necesito que se quede aquí con Barry, donde puede sernos de más ayuda en caso de que el metahumano decida volver a atacar.

—Pero-

—Es lo que Kailan querría. —Interrumpe Vincent, ablandando al instante a Marcus y haciendo que deje de luchar contra Barry.

Marcus asiente y se aleja de la puerta de la enfermería por dónde desaparece Vincent. El morocho se sienta en las sillas del escritorio principal, prácticamente comiéndose las uñas mientras que Barry suelta un largo suspiro, acercándose al traje colocado en su respectivo maniquí, a un lado de Cisco y Harry, concentrados en algún artefacto que el castaño todavía desconoce.

—¿Cómo pasó?

Barry alza la vista hacia el abogado, quien mantiene la mirada perdida en la entrada de la enfermería. Él carraspea, rascándose levemente la nuca y camina dos pasos hacia él, taciturno y cuidadoso—. Ella... Estaba en el momento incorrecto en el lugar incorrecto. Un auto salió volando, se destruyó por completo y uno de los pedazos atravesó su costado. No sé qué pudo haber dañado, yo... —El ojiverde detiene su explicación cuando siente cómo su voz comienza a cortarse, llamando la atención de Marcus al instante—. Yo... No pude hacer nada, perdóneme.

—No, no fue su culpa, señor Allen. —Niega el otro con la cabeza, apartando de manera discreta las lágrimas traviesas que se colaron por sus ojos—. Es algo que no pudo evitar.

—Iris estaba ahí también. Decidí que podía salvarla a ella, sin pararme a pensar en Kailan y ni siquiera fui capaz de ayudar a Iris. Les fallé a ambas. —Barry cubre su rostro con ambas manos—. Le fallé a Kailan...

—No, no lo hizo. —Unas manos dejan a la vista nuevamente su rostro. Marcus se obliga a sonreírle a Barry, intentando reconfortarlo de algún modo—. Tiene que calmarse, porque todo se resolverá. Sé que su amiga y ese chico, Vincent, harán lo posible por poner a mi hija bien.

—Escúchalo, amigo. Kailan estará bien y vamos a atrapar a Tar Pit. —Cisco se acerca a él y le palmea la espalda—. Y lo haremos con esto.

Cisco señala a Harry, quien interpreta eso como una señal para lanzar aquello en lo que habían estado trabajando. Cisco a penas y logra atrapar en el aire la pequeña bola metálica y mira escandalizado a un Harry indiferente y ajeno a la situación.

—¡Son granadas nitrosas! —Exclama hacia el morocho con anteojos. Harry se encoge de hombros y Cisco rueda los ojos, volviendo su atención a Marcus y Barry—. Tienen 10 veces la concentración del ácido nitroso de un auto y se activan ante la exposición del calor extremo. Son 343 centígrados-

BACK FOR YOU » BARRY ALLEN/THE FLASHWhere stories live. Discover now