Hace pocos días, Yeosang fue expulsado de su clase por temas de conducta, también por haberse metido en una pelea con un chico bajito de su salón. No recordaba su nombre en realidad, al parecer era nuevo.
Vaya bienvenida le había dado.
Ahora se encontraba en la oficina del director, sólo, pues el robusto hombre había salido de forma urgente, dejando a cargo a la secretaria, quien parecía más interesada en limar sus uñas.
Se hubiese quedado dormido si una nueva persona no se hubiese hecho presente en aquel pulcro lugar, llamando su atención de forma inmediata. Pudo distinguir rápidamente esa varonil figura de su dongsaeng.
Park Seonghwa. ¿Qué motivo tenía para estar ahí? Parecía un alumno aplicado, responsable y tranquilo, dudaba que fuese por conducta.
Abandonó sus pensamientos al verlo tan cerca de él, a escasos centímetros de su rostro y con su aliento chocando contra el contrario.
Un cosquilleo recorrió su espina dorsal haciéndole pegar un pequeño salto, logrando sacarle una carcajada al azabache. Era una risa melodiosa, sin duda alguna.
— ¿Qué hace mi pequeño Yeosangie aquí? — Aquel apodo, junto al "mi pequeño" hicieron que las mejillas del mayor ardieran con furor, y aún más con ese tono algo grave que Park había utilizado en un susurro.
— Eso no es de tu incumbencia — Respondió en pocas palabras, ya que temía que su voz se quebrara ante el nerviosismo que sentía en ese momento. Seonghwa iba a responderle, pero el ingreso de alguien más a la oficina le hizo detenerse.
El chico más bajito señaló a Yeosang con su dedo índice, frunciendo su ceño con enojo. El más alto de todos sólo se limitaba a observar confundido — Me las vas a pagar.
