일곱; eight.

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Park simplemente se quedó viendo cómo les regañaban y les pedían silencio, a lo cual obviamente ninguno de ellos hizo caso.

Sí, al parecer Yeosang había cambiado bastante en cuanto a personalidad. Si fuese tal como antes, habría bajado su cabecita avergonzado y posiblemente lloraría pidiendo disculpas o algo por el estilo.

Seonghwa sonrió ante la tierna imagen que se formaba en su mente, sin embargo su sonrisa no duró demasiado al ver cómo el grupo de amigos se acercaba a él.

— Quita tus repugnantes cosas de aquí, usaremos este puesto. — Habló el más alto de ellos, recibiendo sólo una mirada desinteresada del azabache, lo que le hizo bufar, enojado.

— Primeramente, esto es un espacio público, y al llegar antes aquí tengo más derecho que ustedes de utilizar este lugar. Pueden buscar otro puesto o simplemente retirarse. — Respondió luego de unos minutos de ignorar las quejas e insultos que recibía.

— Escuchame bien, estúpido.. — El peli rosa fue interrumpido por la fría mirada de Park, más un gesto que le indicó que debía guardar silencio, y eso hizo, sin saber porqué.

— Ya lo dije, Kang Yeosang. Váyanse. — Cortó, fulminando con sólo sus ojos a los acompañantes de su pequeño. Su ya no tan adorable pequeño.

Los otro cuatro chicos se vieron sorprendidos, pero el nombrado se veía más asombrado que los demás. Juraba nunca antes haber visto a ese alto chico de cabello negro, ¿cómo sabía su nombre completo?

Nadie dijo palabra alguna, el grupo simplemente se retiró entre gruñidos y quejas, mientras Seonghwa posaba de vuelta toda su atención en su trabajo.

Iba a ser difícil tener a su adorable Yeosang de vuelta, mucho más ahora. Pero se esforzaría por conseguirlo.

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