XXXI: Tú eres asombroso.

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¿Por qué tenía que aguantar todo eso? Claro, porque no tenía a nadie más. 

Nadie tenía idea de lo que se sentía el encontrar calor por un momento en una persona como Mason cuando todos los demás le dieron la espalda. 

Los amigos de Mason eran todo lo que cualquier chico malo de Harlem podría ser. Llenos de tatuajes, con malas actitudes y cigarrillos en su boca que penetraban sus fosas nasales. Al final tuvo que hacer de comer para cuatro personas incluyéndolo a él.

Cuando terminó de comer quiso ir a casa o salir por lo menos a tomar aire fresco, sin embargo, Mason se lo impidió con la excusa más tonta que pudo darle; es noche, alguien puede hacerte daño.

Terminó una vez más sentado en sus piernas con una de las manos del chico de Harlem acariciando su pierna por encima del pantalón. Se encontraba atento al juego de apuestas que estaban llevando él y sus amigos. Todos en la mesa ya tenían unos tragos de más, riendo y jugando como si la vida se fuera en ello, claro que después de unos cigarros de marihuana eso se intensificaba. 

Trataba de concentrase en las jugadas de Mason, pero nunca dejo de sentirse extraño y acosado por la mirada obscena de uno de sus amigos. Ahí estaba de nuevo, ese chico, Calvin. Parecía que lo quería desnudar con la mirada, haciéndolo sentir sucio. En un intento de protección y con el fin de demostrarle que no estaba solo, escondió su cabeza en el regazo de Mason; el cual lo aceptó con desdén.

No le gustaba que Liam se portará tan meloso con él o de lo contraria se malcriaría. 

— ¿Por qué está actuando así? —Le recriminó cuando lo sintió más impertinente de lo normal—. Ve a limpiar la cocina si no quieres estar aquí, o ve al cuarto que ya te alcanzaré después.

—Pero quiero estar contigo —susurró bajo esperando que el mayor se despidiera de sus amigos y pudiera descansar de ellos, en especial del cabeza rapada.

— ¡Mierda! Me estoy divirtiendo, sólo aléjate de mí y haz lo que quieras.

—Merezco algo mejor que tú, y aun así no sabes aprovecharme, eres un imbécil, Mason. —Enojado y decepcionado, se levantó de sus piernas y caminó directo a la cocina.

—Es una perra mimada. —Todos en la mesa empezaron a carcajearse—. Tienes que darle un castigo. Déjamelo a mí y yo lo arreglare para ti, va a ser un verdadero sumiso.

Mason solo negó divertido, sin objetar la oferta que Calvin le había dado.

Liam se encontraba lavando los estúpidos trastes que todos habían ensuciado. Quería largarse de ese lugar en ese momento, sabía que tenía un departamento en Manhattan junto con uno de sus mejores amigos. Si él emprendía el viaje ahora mismo, Niall estaría para él y podría contarle todo.

O probablemente podía llegar directo a la casa de Louis, arreglar las cosas y comenzar de nuevo.

Por supuesto, eso necesitaba.

Necesitaba a Louis en su vida de nuevo.

Pero, ¿cómo acercarse a él después de lo que había pasado? Es decir, se había acostado con su novio y después de eso el ojiazul jamás le volvió a dirigir la palabra. Cuando volvieron a encontrarse en la fiesta de Harlem, se comportó como un cobarde al ignorarlo y no defenderlo de Mason.

Pero Louis era bueno; siempre lo perdonaría porque eso hacen los amigos.

Miró por la ventana, estaba empezando a anochecer. Louis estaría en casa en esos momentos, pensó, pero cuando llamó a su celular sin alguna respuesta lo dudo.

BOUNDLESS. [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora