BOUNDLESS. [Larry]

XXX: Aquí vamos de nuevo.

Un año desde la última vez que actualice esto y ni siquiera sé si alguien aun lee la historia, pero aquí estoy, una vez más intentando seguir con ella y darle el final que siempre he querido.

Previamente en Boundless: Harry y Louis vuelven a separarse por culpa del poco respeto que Liam y Harry tuvieron hacia él. Louis se sintió como la persona más humillada y traicionada por dos de las personas que quiere así que decide emprender el viaje escolar que tenía en LA, reencontrando a un viejo conocido y saliendo con él esperando pagarle con las misma moneda a Harry. Sin embargo, al regresar a Nueva York, sabe que sólo se está engañando así mismo porque necesita a Harry en su vida, y a Liam también. Decide perdonarlos, por lo cual acude a una fiesta en Harlem. Liam lo evita al estar con Mason, y respeta eso. Pero no quiere perder más tiempo sin Harry así que con un poco de alcohol y ayuda extra, termina justo donde deseo: en la casa de Harry. 

.

.

.

Louis sonreía como cualquier bobo que por fin encuentra lo que tanto había buscado.

Ahora no podía pensar en nada que no fuera lo feliz que se encontraba de volver a ver a Harry con ese diminuto short para dormir. Sólo anhelaba verlo, regresar a él sin preocupaciones y comprobar que aún lo quería y necesitaba.

— ¿Alguien me ha extrañado? —Preguntó al no haber salido ni una palabra del rizado.

Harry entendió lo estúpido que debía verse semidesnudo en plena madrugada, y embobado con la boca semi-abierta gracias al chico que estaba frente a él. No podían juzgarlo; Louis Tomlinson estaba afuera de su mísera casa, con esa carita angelical y un lindo puchero que lo hacía lucir adorable. 

— ¿Te has perdido? —Fue la única explicación lógica que encontró para que Louis estuviera ahí.

—En realidad —el castaño dejo de hablar por un momento para eructar, lo que provocó un sonrojo en sus mejillas—, andaba por el rumbo. —Con una de sus manos trato de hacer círculos—. Pensé que estarías en esa fiestucha.

No tuvo que pasar más tiempo para notar que el habla de Louis era extraña al igual que su comportamiento, sus ojos estaban muy rojos y a punto de cerrarse, y esa forma en la que apenas y podía sostenerse le aclararon lo evidente: Louis estaba ebrio.

—Ven acá, nene. —Salió de su casa y sin importar nada, lo tomó de la cintura e hizo que Louis se agarra de sus hombros—. ¿Quién fue el imbécil que te dejo tomar así? —Susurró sin esperar alguna respuesta.

Quería subirlo a su habitación para que descansara, pero el ojiazul no podía mantener el equilibrio por mucho tiempo. Pudo cargarlo hasta allá, al final, decidió sentarlo en el viejo sofá.

—Joder, siéntate a mi lado y no me mires mal —el castaño le reclamó con el ceño fruncido, pues Harry sólo se dedicó a observarlo de pie con los brazos cruzados, como intentando ver que haría con él—. Ven aquí, cielo —insistió dando unos golpecitos a la parte del sofá que estaba vacía.

—Pensé que me odiabas —Harry dijo en cuanto se resignó a sentarse—. Y, pensé que estabas con alguien más —soltó sin siquiera importarle que Louis no estaba en sus cinco sentidos como para contestarle, pero lo subestimo.

—Lo hago.

— ¿El qué?

—Las dos cosas. —Estaba ebrio, mareado, feliz, sentimental, pero también entendía las acciones que estaba tomando y por supuesto, cada palabra que Harry había dicho—. Te odio mucho y salgó con alguien.