Dolorosa realidad.

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Llegaron al hogar del de ojos esmeralda y en estado de ebriedad evidente. Tooru le tomó con fuerza y ayudandole a caminar subieron en ascensor en un silencio digno de una pelicula de terror, antes de que saltara el mounstro de la historia a asustar a los protagonistas.

El mounstro fué Hajime vomitando los zapatos de Tooru.

Salieron del ascensor y como pudo abrió la puerta con las llaves del mayor, ayudandole a entrar sin soltarlo mientras le iba quitando la ropa, dejandola regada en el suelo, hasta que llegaron al baño donde empujó a Hajime dentro de la ducha y abrió la llave de agua helada, arrancandole un chillido cobarde al moreno.

Dejó que se bañara, mientras metía la ropa a lavar y dejaba sus zapatos remojando para que al menos la mancha no quedara. Mientras hacía todo aquello se preguntaba por qué era tan amable, ¿Y si solo se hubiera ido? No, no era ese tipo de persona que solo ignora los problemas y menos si involucran a Hajime... simplemente no podía dejarlo a la deriva, además podría haber ocasionado un accidente con su auto y no quería lidiar con algo así suficiente tenía con la culpa que aun cargaba por lo de Hanamaki.

La puerta del baño abriendose le avisó que el mayor estaba listo, se acercó con cautela y lo vió con su toalla en la cintura, con las gotitas deslizandose por su pecho, entre sus marcados abdominales y el vapor saliendo de esa piel que en el pasado tuvo el placer de probar.
Oikawa se acercó aun más y acarició su mano antes de tomarla para llevarselo a la habitación ayudandole ahí a secarse y vestirse. Cuando este estuvo seco, lo recostó como un niño pequeño, Hajime solo mantenía su mirada perdida hasta que notó que su amado Tooru tenía la intención de irse.

-Quedate... por favor... -Dijo con su voz apagada, mirandole a los ojos creando una coalisión de sentimientos dispersos, mezclados. -Quedate conmigo... como un amigo.

Tooru no respondió, solo se sentó a su lado, con una sonrisa leve en sus labios. -Como amigos nada más... así que no intentes nada.

Ni cuenta se dieron del momento en el que se abrazaron y acurrucaron contra el otro, comenzando a dormirse y olvidar su situación.

Imaginar una realidad donde no había nadie de por medio, donde seguían juntos, una realidad donde jamás ocurrió aquel ataque y que eran felices uno junto al otro, tal vez con mascotas, tal vez con niños alrededor. No lo sabían ni lo sabrían nunca, su realidad era esa, donde Tooru quedó con secuelas tras su ataque y tanto terror a tener una nueva relación que acabó con la que tenía y le hacía feliz. Donde Hajime sumía sus penas en alcohol tras la drastica decisión del castaño, y se culpaba por no haber evitado que se fuera en ese momento.
La realidad que les correspondía era aquella donde no estaban juntos.

Y era la que habían elegido sin quererlo.

"Puedo ser..."Where stories live. Discover now