Un lugar donde escapar

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Los días eran eternos para él, se había marcado un antes y un después de esa cena con su esposa pues habían vuelto a tener relaciones, había intentado amarla como la primera vez pero, sin embargo, ya nada era igual y ambos lo notaron, el placer podía ser el mismo pero las ganas de necesitarse, de amarse no estaban ahí. La mujer no habló al respecto, solo le recordó lo mucho que lo amaba, que siempre estaría con él aun que su camino se desviara para estar con otra mujer...

Y ese era uno de los problemas, Hajime no sabía como explicarle que no era una mujer de la que estaba enamorado, si no de un hombre. De un hombre que además era su empleado, al cual estaba poniendo en riesgo de perder su unico sustento se saberse todo lo que ocultaban.

Tomó aire y decidió seguir con el papeleo, solo quedaba una hora para acabar con el trabajo y sería libre de hacer lo que le plazca. Ir al gimnasio era una buena opción, necesitaba eliminar energia.

Su telefono sonó con la notificación de mensaje y tomandolo casi al instante leyó lo que sería un reencuentro que lo haría sumamente feliz.

"Hoy el GYM estará cerrado ¿te parece si vienes a entrenar a mi casa~?"

Hajime sonrió de medio lado y se limitó a aceptar la afirmación, se sabía la rutina de memoria a pesar de que había dejado de hacerla tras las sospechas de su mujer. Estaba seguro que Tooru tambien se sabía esa rutina al pie de la letra.

La ansiada hora pasó y ordenando sus cosas caminó a pasos acelerados hasta el estacionamiento donde dejó su vehículo por la mañana. Apoyado en este, vió a su amado Tooru, esperandole con una sonrisa sincera y las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

-¿Viene, jefe? -Dijo el castaño sin moverse de su sitio, Hajime sacó las llaves de su auto y abrió las puertas, dejando entrar a su amante al instante. -¿Te vas a quedar ahí? Vamos, muevete Iwa-chan. -Le reclamó Tooru con un tono divertido, al ver que no se movía de su sitio.

Hajime sonrió por fin y rapidamente se subió a la parte del piloto para arrancar el auto e irse a su nido de amor, el cual sin haberlo acordado sabían que sería el hogar del de ojos chocolate.

Al llegar Hajime no se preocupó ni de estacionar bien, solo salió junto a Tooru y casi corriendo fueron al elevador para allí iniciar besos llenos de necesidad y toqueteos por todo su cuerpo. Llegando al piso indicado y entre tropezones caminaron a la puerta, abriendola con desesperación y entrando por fin sin importar el sonido de un telefono al fondo de uno de los bolsos o el casi golpearse con lo muebles. Ellos solo iban tirando todo lo que les estorbara en el camino hasta llegar a la habitación portando solo los boxers y un solo calcetín al cual tampoco le dieron tanta atención.

Entre besos, Hajime se dió cuenta en lo profundo de su ser que estaba casado con la persona equivocada y tal vez, siempre fué así. Mientras arremetía contra las caderas del menor y veía su bello rostro lloroso de placer, analizaba su historia de amor, pensaba en todo lo vivido y simplemente no podría cambiarlo por nada en el mundo, jamás se arrepentiría de todo lo que vivió con él, aun que acabara de la peor forma, no podría.

-Te amo tanto... tanto... -De sus labios hinchados y humedos por tantos besos y mordidas salieron esas palabras que amaba oir de él.

-Y yo a ti, Tooru, te amo solo a ti... -Respondió con sinceridad antes de aumentar las embestidas, sellando su boca una vez más y culminando con aquel acto de amor puro que tanto extrañaban.

Pasaron varios minutos en silencio, calmando sus respiraciones mientras sus cuerpos sudorosos se negaban a separarse, incluso Hajime seguía en el delicioso interior de su Tooru. El castaño agotado jugueteaba con el cabello azabache de su amado y depositó un besito suave en su frente, llamando la atención del mayor.

-Hoy fué genial... te extrañaba tanto, no sabes cuanto. -Hajime iba a responder pero el castaño puso un dedo sobre sus labios, impidiendoselo. -Sabes que estoy acostumbrado a esto, a ser tu amante, a ser tu compañero sexual... porque ella no puede darte lo que yo puedo... -Los dedos del castaño se deslizaron hasta el cuello de Hajime, acariciando una marca apenas visible, una marca que él no había hecho. -Pero por favor, no me mientas como lo haces con ella, diciendo que me amas a mi... solo a mi...

Hajime no vió lagrimas en sus ojos, sin embargo, los vio inundados en tristeza infinita, como si la falta de contacto le hiciera olvidar todo lo que sentia por él en realidad. Lo atrapó en un fuerte abrazo, besando sus labios una vez más antes de juntar sus frentes, de mirarse a los ojos.

-Tonto... no saques conclusiones tu solo ¿Si? -Dijo con una voz tan suave y delicada, tan ajena a él. -Dejaste de ser solo mi compañero sexual hace mucho tiempo Tooru, eres mucho más que eso. Eres mi vida, eres la persona que amo, eres mi lugar donde puedo escaparme de todo y todos, donde puedo ser yo mismo... Eres mi Tooru... y por ti, estoy preparando mi divorcio, por ti y por mi.

El castaño se quedo en silencio, sin saber que decir solo volvió a besar a su amado una vez más, con el sonido de un telefono celular de fondo...

"Puedo ser..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora