Limites

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Un joven de cabellos grisaceos y ojos dorados observaba la escena con los brazos cruzados y una de sus tupidas cejas alzada. Oikawa e Iwaizumi no tenian idea de que hacer frente al joven que, según su ropa, parecia trabajar en el lugar.

El silencio los inundo hasta que una sonora carcajada salió de entre lo mas profundo del joven.

-¡No me miren asi! ¡Parece como si fuera a regañarlos! -Dijo con cierta euforia, Tooru por fin relajó sus hombros.

-Lo siento, no queriamos molestarte ni nada... -Se disculpo de manera amable el castaño, mientras estrechaba la mano del adverso.

-No te disculpes, soy algo nuevo aqui, estaba explorando un poco por si alguien necesitaba ayuda o algo. -Respondió con su semblante relajado y contento, Oikawa podía ver perfectamente la luz que irradiaba este chico. -Soy Bokuto Koutaro, ¡Para servirles!

Iwaizumi se limitó a saludar con una estrechada de manos y escuchó la conversacion que tenía Oikawa con el joven tan energetico. Al final dejó pasar el hecho de que los descubrieron, o eso pensó Hajime.

Al momento de despedirse, Bokuto les recordó que no podían encerrarse en el baño para hacer "ese tipo de cosas", Oikawa trato de no darle tanta importancia y se despidió del chico antes de ir a buscar a Makki, separandose de Hajime para no levantar sospechas. Ya había metido la pata una vez, no quería meter la pierna completa la siguiente ocasión.

Iwaizumi por otro lado, fué a las duchas, dandose un largo baño con agua helada, su cuerpo extrañaba con desesperación el tacto de su bello castaño de ojos chocolate pero debía aguantar un poco más, no podían seguir rosando ese limite tan peligroso de esa manera, podrían cometer un grave error y ser descubiertos. A veces por su mente cruzaba la posibilidad de tirar todo a la basura y quedarse junto a su Tooru, sin miedo al rechazo, a tener que esconderse o seguir mintiendo, pero la realidad nuevamente venía y golpeaba la razón de porqué continuaban de esa manera, ambos eran hombres, podrían perder mucho más de lo que creían, tal vez, solo tal vez, Oikawa sería el más perjudicado de los dos, y no quería eso.

Acabó de ducharse y con calma se puso ropa limpia, mientras su telefono sonaba al fondo de su bolso sin parar. Cuando estuvo listo se dispuso a ver las llamadas, sorprendiendose que todas y cada una de ellas eran de su esposa. Carraspeó y tomó asiento antes de devolverle el llamado.

-Cariño ¿Donde estabas? Te estuve llamando durante todo el día. -Dijo la mujer al otro lado de la linea, Hajime notaba su tono nervioso, se había vuelto muy controladora desde que supo de sus supuestas reuniones, de sus infidelidades, y la entendia. -Tengo la cena lista, por favor no tardes.

-Estaba en el gimnasio, te lo dije. -Respondió con tranquilidad el moreno, mientras pasaba su mano por su humedo cabello. -Tranquila, llegaré a cenar.

-Te espero entonces, te tengo una sorpresa. -Aquel tono meloso le puso la piel de gallina y no pudo evitar pensar en que hace mucho tiempo no tenían intimidad, más porque él lo evitaba poniendo excusas, esperaba que su mujer no insistiera en ese tema.

Cortó la llamada y casi al instante vió a Oikawa y Hanamaki entrar. Cruzaron miradas y con un movimiento de mano se limitó a saludar antes de salir de allí en dirección a la salida.

-Nos vemos en el trabajo, Iwaizumi-san... -Escuchó esa sensual voz, buscando provocarle y aguantando sus ganas de acorralarle contra una pared y devorar su boca, susurró un suave "hasta mañana".

Tenía sus limites, pero no sabía si estos aguantarían tanto.

"Puedo ser..."Where stories live. Discover now