Descuido

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Las semanas pasaban con normalidad, hasta que las vacaciones de varios empleados de la empresa llegaron. Una epoca esperada por muchos para poder descansar, disfrutar de sus familias y dedicarse a otras cosas durante aquel breve periodo.

Tooru tenía planeado seguir asistiendo al gimnasio que acostumbraba, sin embargo, para su muy grata sorpresa se enteró ese mismo día que no solo Hanamaki asistiría con él.

Primer día de vacaciones y vió entrar por la puerta del establecimiento al moreno, usando un pantalon deportivo negro y una camiseta gris sin mangas que dejaban al descubierto sus brazos bien trabajados. Serían unas vacaciones muy calurosas para el castaño.

-No sabía que el jefe venía tambien aqui. -Comentó Makki mientras corría sobre la caminadora estatica, solo llevaba unos pocos minutos por lo que aun podía hablar sin ahogarse.

-Yo tampoco... -Respondió Oikawa a su lado, haciendo el mismo ejercicio aun que con algo más de intensidad, por lo que continuó concentrado en lo que hacía para evitar algun percanse.

Durante ese día en el gym, Oikawa pudo sentir la potente mirada sobre su cuerpo del de cabellos azabache, a veces incluso sus ojos se encontraban y se suplicaban en silencio tenerse más cerca, solos y si era posible por toda la eternidad. La realidad era muy distinta, ninguno se acercó a saludar, tal vez por miedo a ser muy obvios en un lugar tan publico como lo era ese lugar.

Eso no evitaba que estuvieran pendientes del otro, intentando encontrar un momento para coincidir sin Hanamaki estando cerca.

Y el anciado momento llegó antes de darse cuenta.

-No sabía que venías aqui tambien... -La suave voz en susurro del de ojos chocolate hizo que su piel se erizara. -Iwa-chan ¿Acaso me estas espiando?

-No se de que hablas, hace un tiempo tengo una suscripción aqui, solo es coincidencia. -Respondió Hajime intentando sonar serio, la verdad era que estar solo con Tooru le ponía sumamente ansioso.

Solos en el pequeño baño de hombres, por pura casualidad. La suerte les acompañaba en ese momento.

Oikawa se acercó un poco más al mayor y rodeó con sus brazos el cuello de este. Hajime en respuesta solo posó sus manos en la cintura de su amante.

Sus ojos no se apartaban y sus labios, cada vez mas cerca, rogaban por el contacto que pronto inició en un beso humedo y lleno de sentimientos, similares a los del primer encuentro que tuvieron.

Ambos corazones latían desenfrenados hasta que el rechinar de la puerta los espanto, separandose bruscamente y viendo a la persona que los había descubierto en aquel acto prohibido en el lugar menos indicado.

-¿Que sucede aqui...?

"Puedo ser..."Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora