Calma

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Tras la conversación y la noche que se dedicaron él uno al otro, acordaron ir con calma respecto al divorcio, Hajime quería hacer las cosas bien desde ese momento y esperaba que el proceso no fuera muy lento. Tooru por su parte sentía que la vida volvía a sonreirle y darle una oportunidad tras tantos errores cometidos.

Volvieron a su rutina de encontrarse por las noches y pasar tiempo juntos, entre besos, caricias, promesas que deseaban cumplir algún día... Todo estaba bien, todo era perfecto y por momentos olvidaban que había una tercera persona afectada en esa relación que pasaba noches en vela esperando a su esposo, llamando a su celular aun sabiendo que nadie contestaría, llorando en el sofa de su hogar vacío con una copa de vino en sus manos para calmar sus nervios. Ellos no podían ver ese sufrimiento que causaban, ni ella podía saber lo bien que estaba su esposo sin ella.

Pasaron semanas y Hanamaki comenzaba a notar las marcas en el cuello de su amigo, la cercanía que tenía con su jefe y como evitaba ciertas preguntas. El no era idiota, sabía que Tooru no se sentía atraido por las mujeres a pesar de que el no se lo haya dicho directamente, aun así, intentar relacionarlo con el jefe que ademas estaba casado era algo turbio y prefería no pensar o decir más al respecto, no quería arriesgar su trabajo, a pesar de que la curiosidad le estuviera carcomiendo por dentro.

Esa tarde, saliendo del GYM, Makki observó mejor el semblante de su amigo y había cosas nuevas en el, un aire de felicidad que antes no veía tanto. Sus ojos brillaban y era obvio el porque.

-¿Estas saliendo con alguien? -Se animó a preguntar, el castaño le vió de reojo y solo sonrió en respuesta. -Vamos, somos amigos, deberíamos decirnos todo.

-Cuando suceda algo que deba ser contado, te lo diré. -Dijo el de ojos chocolate como ultimas palabras antes de comenzar una carrera a la estación como si de niños se tratase, a Takahiro no le quedó otra opción más que seguirle entre gritos. Habían vuelto a la adolecencia sin ser consientes de ello.

Oikawa no podía sentirse mas feliz en su vida, la calma le rodeaba y todo parecía marchar bien, ya no le importaba perder o no su trabajo, ni opiniones de terceros, deseaba más que nada, ser feliz junto a su Iwaizumi.

Aun que no sabía que aquello no era aceptado por todos, y que ya estaba en la mira de personas intolerantes que querían limpiar "la sociedad" de ese tipo de conductas inmorales, sucias...  o era la excusa que utilizaban.

Solo era la calma antes de la tormenta.

Y nadie podía adivinar el huracan que se acercaba a ellos.

"Puedo ser..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora