Naomy
Sebastián aparca el auto frente al edificio de piedra; es increíble como a pesar del tiempo sigue manteniendo el aspecto a "cárcel".
El mismo guardia anciano y calvo se encuentra haciendo lo que parece ser su actividad preferida, dormir frente al portón; es curioso, la última vez que lo vi hacía lo mismo.
Salgo del auto y me apoyo en el capote, bajo las gafas de sol.
Trago saliva, es algo raro volver a estar en este lugar, siento que mis piernas flaquean.
¡Basta! Tú puedes con esto.
- ¿Te aseguraste de que no nos seguían paparazzis? – escucho la voz de Sebastián, quien sale del auto y me ofrece una sonrisa.
- Supongo que en esta ciudad estamos más tranquilos – aseguro.
- Extraño dar autógrafos – bromea con un puchero en los labios.
Ian también baja del auto y abre la maletera – Necesito ayuda – dice sacando el equipaje.
Le doy una mirada a Sebas y me encojo de hombros - ¿Abby no debería ayudar?
Siento la mirada divertida de Ian sobre mí – Está cansada.
Ignoro su comentario y me dirijo a la ventanilla del auto, doy unos cuantos golpecitos logrando despertarla de su sueño – Despierta bella durmiente, llegamos ya.
Con sorpresa se levanta y abre la puerta, su mirada delata cierta pisca de molestia – Que lindo... lugar. Ian ¿vivías aquí?
- No, de hecho, es la primera vez que vengo – explica – Cuando Naomy y mamá se mudaron aquí, ya había decidido mudarme a Inglaterra.
Desde aquí se puede ver la admiración con que mira Abby a Ian, realmente no sabe disimular muy bien sus gustos – Eh, rubia, cierra la boca, las moscas abundan.
Inmediatamente la cierra - ¿Moscas? – pregunta con asco.
- Sí, moscas – explica Sebastián – ya sabes de esas pequeñas y redondas que hacen bssss...
- Olvídalo – digo al ver su mirada confusa – Vamos, mamá está esperando.
A lo lejos se distingue la voz de Abby, pidiéndole a Ian llevarla al lugar donde se hospedará. Ambos se despiden a lo lejos y desaparecen del lugar. Lanzo un suspiro de alivio y continúo mi camino.
- No te agrada ¿verdad? – pregunta Sebastián.
Arrugo mi nariz – No, estoy muy agradecida con ella, pero simplemente no me agrada. Es como tener la jodida vocecita de un dibujo animado en mi oído.
- Eres un poco evidente – hace una pausa y traga saliva – Por cierto, tengo que contarte algo.
- Suéltalo.
- Bien, ayer... - su vista se pierde en el fondo del lobby - ¿Qué mierda...?
Sigo su mirada, en donde se encuentra un tipo tirado en el suelo, parece dormido.
- ¿Está borracho?
- Parece que sí, ven.
Permanezco en mi lugar mientras veo como mi amigo se dirige al borracho y lo ayuda a mantenerse de pie - ¿Qué esperas? No pretenderás dejarlo en el suelo.
- Acabas de leerme la mente.
- Por favor.
Ruedo los ojos y me acerco al par de chicos. El borracho balbucea unas cuantas palabras y deja caer su peso en nuestros brazos.
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Nuestro Momento
Teen FictionHace unos cuantos años Naomy abandonó su hogar, ¿la razón? Un corazón roto y una propuesta irresistible que elevaría su carrera. Ahora, tiene una vida que nunca se imaginó, disfruta de ciertos lujos y comodidades. Pero... ¿qué sucede cuando es hora...