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—¿Y se besaron?.

JeongIn había llegado ese día un poco más tarde de lo habitual, había ignorado por completo su alarma. Rápidamente tomó su uniforme escolar y peinó su cabello, deprisa se despidió de su madre y salió por la puerta de su hogar, con cada segundo que transcurría, su caminar se volvía más rápido. La ciudad parecía volver a estar en movimiento, en un compás que acompañaba a sus torpes pies, la gente comenzaba a llenar las calles poco a poco y los vehículos eran los transeúntes de cada calle que se cruzaba en su camino.

Llegó a la escuela con su frente empapada, pero logró llegar a tiempo. En cuanto cruzó el portón que separaba a la escuela con la calle, dejó que su caminar disminuyera el tiempo con el que andaba y dio paso libre para que sus pulmones se llenaran por completo. Dirigió su mano hasta su bolsillo para hallarse con la sorpresa de que había dejado su celular en su propia cama, maldijo por lo bajo y volvió a acelerar su caminar, nada le aseguraba que podía llegar a tiempo a su salón.

A pesar de todo, todavía podía ver algunos alumnos caminar a su lado, no se detuvo a ver quiénes eran o si iban tarde al igual que él. Recorrió los tan conocidos pasillos con los que se topaba los cinco primeros días de la semana para finalmente ver la puerta de su salón correspondiente, entró hecho un desastre, sus cabellos a pesar de haber sido peinados se encontraban enredados entre sí, sus mejillas habían tomado un sutil tono rojo y por su frente todavía había un poco de sudor que la hacía brillar, al menos su uniforme estaba bien.

Caminó despacio hasta su asiento correspondiente al no ver a su profesor allí y se dejó caer sobre él, permitió que su corazón recuperara la velocidad común de sus latidos y que su respiración se regulara por completo. Recostó su cabeza en la mesa y cerró sus párpados, casi se queda dormido si no hubiera escuchado la voz de su compañero de asiento hablarle.

—¿Y se besaron? 

Soltó un molesto quejido cuando su rostro comenzó a tornarse de color rojo, por un pequeño instante había olvidado lo que había ocurrido el día de ayer, aquel mágico momento que le mantuvo despierto hasta la madrugada. 

—Buenos días a ti también —respondió sin mirarle, con un tono sarcástico.

Escuchó soltar una pequeña carcajada a su amigo mientras sentía unas palmaditas en su espalda. Levantó su rostro de la mesa y le miró molesto.

—Supongo que eso es un sí —sonrió— así que... ¿fue con lengua?.

El contrario levantó su brazo y golpeó el del mayor, recibiendo una queja mezclada con leves carcajadas por parte del mismo. Probablemente ya no podría volver a vivir en paz.

—¡SeungMin! 

No obtuvo respuesta del mismo, simples bromas salían de la boca de Kim. Cayó rendido sobre el respaldo de su silla cuando se dio cuenta de que no podría parar las molestas burlas de su amigo, cubrió su rostro por un par de minutos hasta que volvió a golpearle, lo que provocó que recibiera las quejas por el poco respeto que tenía por el mayor de ambos.

Segundos después su profesor correspondiente entró al salón en cuanto la campana de la escuela sonó. La clase transcurrió con normalidad, al terminar la misma, JeongIn vio cómo Felix dejaba su lugar para acercarse a ellos con una sonrisa.

—¡G'day fellas!. 

—Buenos días, Lix —saludó SeungMin.

Los brazos de Felix rodearon el cuerpo del menor por los hombros, provocando que éste posara una sonrisa en sus labios.

—Buenos días, hyung.

Cuando Lee tomó asiento frente a ellos, una conversación al azar comenzó a surgir entre los tres. El pequeño descanso que se les daba a los alumnos pasaba demasiado rápido cuando estaban juntos, antes de que la campana sonara como lo hacía todos los días, el tema cambió cuando Felix recordó lo que quería preguntar antes.

Dear HyunJin || JeongJin/HyunInWhere stories live. Discover now