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Subía con lentitud cada uno de los peldaños de aquella escalera, su cabello caía sobre sus grandes ojos y sus delgados labios formaban un escasa línea. 

Giró el pomo de la puerta con cautela y dio el primer paso para salir al aire libre. Lo primero que hizo fue mirar al cielo y a las pocas nubes que lo cubrían pintándolo de rosado al igual que ellas, de alguna manera estás se veían más tristes que otras veces.

Inhaló el fresco aire que llegaba hasta él en la azotea y llenó sus pulmones para luego exhalarlo, desvió la vista del celeste manto y caminó hasta la baranda del lugar, se quedó allí, observando como el sol se ocultaba entre los edificios.

Suspiró. Todo le recordaba a él, los árboles le recordaban aquella vez en que se encontraron en el parque, los edificios a aquel día en que lo tuvo entre sus brazos, las nubes a sus esponjosos labios y el cielo completamente a él.

¿Habrá sido la mejor opción haber acabado todo así como así?

Se negaba rotundamente a decir que no, HyunJin merecía estar con alguien mejor. 

Todo iba de maravilla, de verdad creía que podía obtener alguna oportunidad con él, pero aquel día en que aquel azabache lo encontró con esos moretones sobre su piel y lo tuvo entre sus brazos mientras lágrimas salían de sus ojos como si de la mismísima lluvia se tratase, se dio cuenta de que él de verdad era de otro mundo.

Si hubiera sido alguna otra persona quien lo encontrase así, hubiera sido ya sea indiferente o lo hubiera gritado a los cuatro vientos, mas él le trató con tanta ternura que sentía que ya estaba en el mismísimo cielo. Pero su autoestima cayó abruptamente al día siguiente, mientras fantaseaba con Hwang, se dio cuenta de lo pequeño e insignificante que era a comparación de HyunJin. ¿Cómo podía pararse a su lado siendo así como era? ¿cómo siquiera podía quitarle tiempo con sus estúpidas cartas?.

Hwang HyunJin era alto, guapo, con labios carnosos y un coqueto lunar bajo su ojo derecho. Y ni hablar de cómo era su personalidad, amable, gentil, cariñoso y divertido. JeongIn jura que podría hablar todo día de lo maravilloso que es el azabache.

Y él, bueno, a Yang JeongIn le gustaba leer, tenía brackets y tenía que utilizar grandes lentes que reemplazaba por lentillas. ¿Cómo se podía comparar eso siquiera con Hwang?, definitivamente no se podía, ni en aquel mundo ni en uno paralelo.

Soltó un gran suspiro para luego acostarse en el frío suelo del lugar y observar el manto que inundaba su vista.

Debía olvidarlo. Aunque recapacitase y volviera a dejar cartas en su casillero, ¿qué debería decir?, ¿algo como "Hey perdón, sólo me di cuenta de que eres demasiado para mí" o "Hey, es que no encontraba mi autoestima"?, no, definitivamente no pensaba decir eso.

Un nuevo suspiró se escapó de entre sus labios, se arrepentía tanto de haber girado aquel día su vista y haberse topado con el mayor frente a él. Tal vez si nunca lo hubiera hecho todo estaría mejor, probablemente nunca hubiese caído tan bajo por alguien y el del lunar ya sería feliz con alguien a su lado, mientras que él seguiría encerrado entre las cuatro paredes de su habitación leyendo cualquier tipo de libro que encontrase por allí.

Oh, si tan sólo no hubiera escrito aquella primera palabra. Si tan sólo hubiera mantenido aquel amor como un secreto.

Mordía su labio inferior con cierta fuerza para evitar que las lágrimas salieran a flote y nublasen su vista. Abrazaba su propia mochila que se encontraba sobre él, como si se tratase de alguno de los ositos de peluches que lo acompañaban cuando era tan sólo un indefenso niño.

Maldición, las lágrimas se aproximaban.

—Yo... —aumentó la fuerza con la que abrazaba a su mochila— yo sólo... pe-perdón.

Dear HyunJin || JeongJin/HyunInWhere stories live. Discover now