Capítulo 27 - Respuestas

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Mi fin estaba ahí, esperando a por mí, pero lo haría esperar mucho más.
La máquina decía que hacía falta algo, que al principio no noté. Faltaba una llave, y al girarla todo acabaría.

Me puse a buscar, pero no la encontraba. Entonces convenientemente, recordé que yo tenía una llave que me había encontrando en una habitación del búnker. Vaya suerte la mía para encontrarme cosas. La saqué, y la introduje en la cerradura. Faltaban diez segundos para la expansión.

-Vamos, vamos, funciona mierda. -Dije repetidamente mientras giraba la llave-.


Al final, logré detener todo.
Prendí la radio.

-Oigan, ¿Se les antoja unos sandwiches? Philip hace unos espectaculares. -Dije por radio-.

Nadie respondió. Le di vuelta al helicóptero, y ya me encontraba de vuelta al helipuerto.

Llegando al lugar, encuentro algo raro. El lugar que hace una hora estaba bien, con los chicos en él, estaba vacío. No se veía nada, ni nadie. Bajé lentamente. Salí del helicóptero, con arma en mano, y mirando a todas partes en señal de lo que fuera.
Todo estaba muy solo, y no me sentía bien, tenía un mal presentimiento, ¿Por qué ya no había?

-Chicos, simplemente gracias por todo. Es demasiado cobarde, pero simplemente ya no quiero vivir más, estoy cansada de este mundo lleno de mierda y más mierda en cada esquina... -Decía Laura por radio-.

Estaba algo así como dando su carta de despedida al mundo. Yo no iba a aceptar que ella hiciera eso. Por lo que dijo, se habían ido del lugar porque el búnker, el sistema del lugar, les había informado algo, y tenían que ir directo al lugar de los hechos. Laura se separó del grupo sin que ellos se dieran cuenta, sólo para terminar con su vida. O esa fue mi suposición más obvia.

Ella seguía hablando, y fue entonces cuando le hablé, pero al parecer ella no escuchaba, sólo yo podía escuchar. Me preocupé.
Tenía que saber dónde estaba.
Ella empezó a decir lo último, estaba algo así como en un edificio alto, en la cima, o eso fue lo que dijo en medio de todo.
Salí del lugar, y, para mi suerte, había un auto funcional afuera.
Empecé a buscar lugares altos en la ciudad, que estaba a nada de la base. Estaba desesperándome al no encontrarla. Ella seguía hablando por la radio, y cada vez se escuchaba más nítido.
La había encontrado, y realmente era un edificio alto, o por lo menos lo que quedaba de lo que alguna vez llegó a ser un edificio funcional. La ciudad, ya destruida, estaba en total silencio, con Laura arriba, era al parecer, la única alma en aquella ciudad. Subí rápido, lo más que pude. Eran más o menos 20 pisos, los cuales tenía que subir en el menor tiempo posible.
Llegué a la terraza del edificio después de haber corrido y saltado escaleras durante más de tres minutos, en los que recé para que Laura aún no hubiese saltado.

Ella estaba ahí, con los brazos extendidos, llorando. Corrí, y le hablé al oído, tomándola de la cintura, retirándola de la orilla, diciéndole que todo estaría bien, que aún valía la pena vivir, y que todo estaría bien siempre y cuando siguiéramos juntos hasta al final. Ella se volteó y me abrazó fuerte y tiernamente. Salían lágrimas de sus ojos, lo que provocó que me pusiera aún más sensible.

-¿Cómo es que sigues vivo? -Fue la pregunta de ella-. Y es entonces cuando le cuento lo sucedido.

Definitivamente esto de estar en otro país, no me estaba gustando, pronto volveríamos a casa, a donde pertenecíamos. O por lo menos eso quise creer.
Por ahora, todo estaba tranquilo. El dicho veneno y, las bombas, estaban desactivadas por el momento.
No nos dimos cuenta del escándalo que había formado al persuadir a Laura, y cuando íbamos a bajar, habían muchos Z en las escaleras. La puerta estaba entreabierta. Nosotros dos éramos inmunes a lo que nos pudieran hacer ellos, y yo por lo menos era invisible para los Z, pero eso no quitaba que nos pudieran hacer daño, por lo menos sí a Laura, y claro, morderla y hacer que sangrara, ese sí sería el problema.
Fue sencillo, pero arriesgado. Laura lanzó una granada por las escaleras, lo que claramente haría que vinieran más Z, y por eso, debíamos de salir lo más pronto posible del lugar.
Bajamos las escaleras, pisando a todos eso Z ya vencidos.
Vimos las calles, y venían Z por montones, así que subimos al auto.
Aquel transporte no quería encender, la batería estaba fallando, o quizás era que habían tripas por todo el motor y las llantas.
Los Z se acercaban a nosotros, y el auto hacía mucho ruido al intentar encender.
Philip llamó por radio a Laura, y ella no respondió a su pregunta, sólo le dio nuestra ubicación, y le dijo que tenían que venir ya por nosotros debido a la gran cantidad de Z que estaban atacando al auto.
Los vidrios se empezaban a agrietar. Teníamos miedo.
Nuestros amigos llegaron, no se demoraron, quizás seguramente porque estaban buscando a Laura.
Pasó algo raro.
Los vidrios se rompieron, pero los Z estaban ahí era por el ruido que había generado el auto, no por nosotros. Sólo nos olieron, y era como si fuéramos invisibles para ellos, lo cual fue raro para Laura, ya que según Alisson, era yo quien era invisible a estos.
Todo eso pasó en un pequeño y corto momento. Luego nuestros amigos comenzaron a disparar.
Los dos nos miramos muy asombrados, pero no dijimos nada al respecto, ni entre nosotros, ni a nuestros amigos.
Ellos iban con la intención de salvar a Laura, pero, cuando se dieron cuenta de que yo estaba ahí, sus rostros cambiaron por uno de tranquilidad y felicidad.

The InfectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora