Capítulo 1 - El inicio del fin

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Era un día como cualquier otro. Mi chica, o bueno, está bien. Era sólo una amiga. Ella y yo estábamos pasando una tarde relajada, viendo la saga de Harry Potter, la cual sinceramente le gustaba más a ella que a mí. Claro, y también hablábamos de todo un poco.
Era verano, así que estábamos libres de cualquier responsabilidad escolar.
Mis amigos quedaron de venir esa tarde. Pasaríamos horas llenas de risas y sin preocupaciones, o eso creíamos en un principio.

Nuestros padres, incluyendo a todos los de la escuela, estaban en una especie de retiro espiritual al otro lado del mundo, patrocinado por la misma escuela. Sí, algo raro que nos hayan dejado solos al cuidado de nosotros mismos. En todo caso, eran cosas de estudiar en escuela privada, lo cual no era algo para presumir, pero mis padres insistían en que era por mi bien. Al final ellos lo pagarían, y bueno, digamos que tuvo sus ventajas. En fin.

-¿En serio pretendes verte de nuevo eso?, por favor Vero, mejor sigue con el orden de las películas.

-Pero oye. –Exclamó ella con alegría, agarrándome del brazo-. Sabes que me encanta la parte donde...

-Sí, sí, lo sé, donde aparece Harry y pelea con... -Afirmé siendo interrumpido-.

-Ni se te ocurra decir su nombre. –Respondió ella, aún con esa sonrisa que tanto me gustaba. Y claro, cómo no, cedí a su petición-.

Pasaron entonces las 2 horas y pico que recuerdo duraba la película, y notamos que nuestros amigos no llegaban, algo inusual en ellos, sobre todo cuando se trataba de reunirnos para comer y pasar un buen rato fuera de responsabilidades académicas. No éramos de ir mucho a fiestas con demasiada gente, pero sí nos encantaba reunirnos entre nosotros y reír un buen rato. Eran 4 los que habían de llegar: Philip, con su novia Briana; Zac, con su novia Lydia. Verónica y yo, Miguel. Éramos 6 buenos amigos, todos de la escuela. Llevábamos una vida normal, éramos muy unidos, y estábamos ahí todo el tiempo el uno para el otro. Jugamos al fútbol juntos, al igual que videojuegos, sobre todo los de battle royal, y de vez en cuando jugábamos tenis de campo, en casa de Philip.

Jamás creímos que eso que considerábamos tan normal y cotidiano, llegaría a un fin. Esa misma tarde, al fin nos pudimos comunicar con Philip, Zac, Briana y, Lydia.

-Vero, es Phil por fin. –Dije innecesariamente-.

-¿Y qué haces mirándome?, Contéstale mejor, tarado, y déjame ver mi película. –Dijo ella, de nuevo con esa sonrisa-.

-Miguel, oye, luego nos saludamos, en este momento necesito que pongas el canal de noticias nacionales. Parece que informarán sobre lo que está pasando -Dijo Philip, muy asustado y nervioso-. La señal no agarraba hasta ahora que puedo llamarte... en la calle hay caos, y ni siquiera las redes sociales funcionan.

Se notaban preocupados, digo, los de las noticias. Todo iba normal, no había cosas raras, pero ellos sí se notaban nerviosos, demasiado, diría yo. De un momento a otro todo cambió.
Estaban alterados ya de manera evidente, y casi no se les entendía lo que decían. Hablaron de un virus que hacía zombies a las personas.
"Quédense en casa, y no salgan por nada del mundo." Fue lo que dijeron por último, antes de que el canal dejara de funcionar.
Hubo un silencio horrible de Philip, y de nosotros.
No sabíamos qué pensar, todo llegaba a su fin, o, eso veíamos nosotros en medio del desespero. Agregaron, antes de que se cerrara el canal, que el virus era mundial y que nuestro país era de los últimos en "resistir".

-Misión Fallida. -Pensé yo-.

-¿Qué hacemos entonces? -Preguntó Philip estresado-.

-Hagamos caso. Quedémonos por una semana en casa, ustedes allá, nosotros acá, después de esta semana, nos encontramos saliendo de la ciudad.

-Está bien. Comuniquémonos por acá. Todos los días a la misma hora, por favor. Cuídate, Miguel... con nuestros padres lejos, sólo nos tenemos a nosotros.

-Te quiero, hermano. Cuídense ustedes también. -Dije, por último, antes de dejar de hablarnos ése primer día-.

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