Capítulo 36 - Renacer

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Me volteo bruscamente, y al casi atacar, me detengo porque es Derek, quien se encuentra muy confuso.
Estaba herido, y no sabía lo que pasaba.
Decidimos entonces seguir el camino que estaba planeado desde un inicio.
Nos acercamos a la puerta, escuchamos lo que había del otro lado, pero no había ruido.
Abrimos.

Derek entró primero con Philip, luego yo, y cerré la puerta para no levantar sospechas.
Era un cuarto con un olor horrible, pero no había nadie.
De repente, alguien abre una puerta que está más adelante, y alcanzamos a escondernos detrás de una pequeña pared. Era el hombre este loco, ese que nos dio la bienvenida.

-Asegúrate de que esta gente no salga, hoy los haremos nuestros, y nada puede salir mal. -Exclamó el hombre-.

Esto no era bueno.
Los tipos salieron del cuarto, rumbo al comedor.
Nos paramos y abrimos la puerta por la que entraron ellos, pero antes de esto, notamos algo raro, y era que algo o alguien había hecho ruido. Lo raro en todo esto era que fue ahí cuando nos dimos cuenta de que estábamos en una morgue.
No sonaba a un Z, así que fui directo a buscar el lugar de donde venía el ruido.
Abrí con mucho miedo uno de los cajones.
Era Emma. La sacamos de ahí. Estaba herida. Tenía todo el cuerpo rasguñado, y la cara con moretones.
Ella, del dolor, no podía hablar.
En eso, un ruido se escucha proveniente del comedor, y parecía ser la voz de Laura, así que no lo pensé, y salí corriendo sin importar qué.
Se los estaban llevando a todos. Estaban atados, metidos en una bolsa. No lo podía creer. Cuando el tipo me vio, dio la orden de que me atraparan y me llevaran con el resto.
Esto era una locura.
Philip y Derek ya no estaban. Mi mente comenzó a dar vueltas de nuevo. Las personas que querían venir por mí ya no tenían rostro, como los imaginé dicha vez. Traté de correr, pero el efecto este no me dejó. Finalmente caí rendido, y los tipos me atraparon.
Por momentos me despertaba. Mi cabeza tenía una bolsa. Olía feo, como a muerto, y de vez en cuando escuchaba uno que otro Z. Volvía y caía. Despertaba. Era un juego mental y físico.
Desperté finalmente.
La gente de acá estaba loca.

-Bueno. Los reuní por una sencilla razón. No los voy a enrollar. Tienen dos opciones. O se unen a nosotros, o los matamos. Ustedes escogen. Los quiero escuchar hablar. -Exclamó el loco-.

-Eres un maldito hijo de puta. -Dijo Emma, con sus pocos alientos-.

Hubo un silencio escalofriante. Escuché que comenzó a torturar a uno por uno, hasta que diéramos nuestra decisión. Por lo que escuché, de izquierda a derecha estaban Derek, Briana, Philip, Riley, Yo, Laura, Chloe, Emma y Andrew.
Comenzó a torturar de derecha a izquierda. Parecía que iba en serio cuando decía que nos iba a matar.
Éramos un grupo pequeño como para que ahora nos mataran a alguien. No podía pasar, no dejaría que esto pasara.
Todos dijimos que no, y el tipo al notar esto, comenzó a atacarnos más fuerte.

-Di tu nombre, que todos te escuchen, porque serán tus últimas palabras.
-Phi...Philip.
-¡Noooo! -Gritó Briana, con desespero y tristeza-. Mira, tú, maldito loco, tú que le haces algo, y nosotros que no respondemos por tu puta cabeza.

Briana gritó con voz desgarradora.

-Me diste una gran idea. -Dijo el loco-.

Sólo se escuchó caer una cabeza.
No podíamos ver nada, así que en parte dudaba sobre la muerte de Philip.
Nadie podía ver nada.
Se escuchaba el llanto de Briana.
Hubo un silencio, de nuevo, escalofriante.
Salvados por la campana, o bueno, sólo nos salvamos algunos. Una alarma sonó. El tipo este se fue corriendo, dejándonos encerrados, eso lo supe porque se escuchó cómo aseguraban la puerta.
Les dije que nos pusiéramos de espaldas, hasta que por fin nos pudimos desatar.
La última en ser desatada fue Briana.
Lo que yo creí que no era real, era real. Philip, amigo, hermano de otra madre, compañero de escuela desde niños, había sido decapitado.
Briana rompió aún más en llanto cuando vio que era real. Andrew, Emma, Chloe y Riley la consolaban.
Laura corrió y me abrazó llorando. Derek sólo se llevaba las manos a la cabeza y se tapaba el rostro.
Estábamos destrozados.
¿Cómo es posible que Philip esté muerto?
Estábamos todos en shock.
Pasaron 2 horas así. Mi cara lo decía todo. Yo trataba de ser frío, pero los hombres de verdad también lloran.
No encontrábamos la salida. Estábamos aún encerrados, y la alarma aún sonaba, lo que me hacía creer que algo o alguien había entrado a este manicomio, y que había acabado con todos los enfermos de este lugar. Digamos entonces que estábamos seguros acá.
Estábamos entrando en desespero.
Derek comenzó a tratar de tumbar la puerta.
Teníamos que salir de aquí.
Siempre nos hemos caracterizado porque cuando más necesitamos ayuda, algo pasa, y éste momento no fue la excepción.
Tumbaron la puerta desde afuera.
Eran dos chicos armados, con traje de S.W.A.T.
Dijeron que nos pudiéramos de rodillas, y eso hicimos.
Al ver que no estábamos armados y que estábamos devastados, nos dejaron de apuntar y se tranquilizaron.
Dijeron que entraron porque viven cerca con una pequeña comunidad, y que desde hacía mucho tiempo venían estudiando este sitio, y que por fin encontraron la forma de entrar. También dijeron que al principio los tipos estaban bien, los recibieron bien, pero que luego uno de estos locos quiso atacar a uno, entonces ahí se formó el caos, y comenzaron a llover balazos.
Nos ayudaron a parar y preguntaron por nuestra historia.
Estábamos dispuestos a salir de acá costara lo que costara.
Briana seguía llorando, tenía los ojos hinchados, y no quería salir del lugar.
Los Z comenzaron a entrar de a poquitos.
El azar se hizo con nosotros. La angustia nos atacaba. El tiempo se agotaba.
Esta escena me recuerda a cuando Verónica, cuando todo esto inició, se quiso quedar a que se la comieran los Z. Es prácticamente lo mismo, pero no dejaría que la historia se repitiera. Laura, Andrew y yo, la cargamos y salimos con todos del lugar.
Corrimos hasta por fin llegar a los autos de los tipos estos. Nuestras armas se habían quedado en el sitio, o eso creíamos nosotros hasta que estos nuevos amigos dijeron que se las habían encontrado, y nos las regresaron junto a todas nuestras cosas.
Era empezar de cero nuevamente.
Se presentaron. Para mi sorpresa, era un chico y una chica, porque al principio yo creí que eran dos chicos. Uno de ellos se llamaba Daniel, y la chica Alex. Ambos con nuestras edades.
Nos dejaron subir al auto.
Arrancamos, sin saber a dónde nos llevarían.
Ellos dijeron que en su comunidad habían doctores que trabajaban en una cura para todo esto, cosa que me preocupó y me hizo dudar desde ya, porque mundialmente sólo habían dos personas con la vacuna: Laura y Félix, y digo habían porque ya sabemos qué pasó con Félix. Ahora, éramos Laura y yo los que teníamos la vacuna, ah, y claro, Riley también.
Riley hablaba con Briana en el auto, mientras que Daniel conducía, y todos dormíamos.
De repente, abro los ojos, y sólo alcanzo a ver cómo el auto se sale de la carretera, y chocamos con algo. Vaya suerte la nuestra.

 Vaya suerte la nuestra

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The InfectionWhere stories live. Discover now