Capítulo 18.- Contigo hasta el final

1K 138 54
                                    

-No Kuroro, tú no...- lamentó Kurapika tomándose del brazo del moreno quién ni siquiera lo miraba a los ojos.

- Ya te hice pasar por muchos problemas, te dije que este era mi asunto y yo lo arreglaría. Leorio, yo voy a ser el voluntario del trasplante así que, prepara todo, por favor.

- Kuroro... Mirame ¡maldita sea! No me hagas esto, no me dejes... - jalando de su camisa desesperado intentaba evitar que Kuroro cometiera ese error, jamás imaginaria que a él se le ocurriría ofrecerse dejando su vida atrás.

- Escucha Kurapika- Kuroro apenas tuvo valor para mirar al rubio a los ojos, lo sentó en una banca cercana y se quedó mustiamente a su lado tomando su mano, dirigiéndole una sólida sonrisa encantadora y sutil - en estos días que he estado contigo he aprendido más de la vida que en mis 26 años, junto a ti entendí que el valor de una familia no se puede contemplar hasta que formas tu propia familia, creí que lo había entendido cuando formé a la araña, pero no, tú aceptaste confiar en mi a pesar de mis mentiras y los problemas que tuvimos, me perdonaste aunque no tenías que hacerlo, me regalaste esas palabras que nunca esperé escuchar de tu boca e incluso... me confesaste que me amas, ya no tengo nada más que pedir a la vida, cumpliste tus objetivos y yo cumplí los míos con intereses.

- No creas que haciéndote el héroe vas a arreglar las cosas- dijo Kurapika con tristeza desviando sus ojos de los de Kuroro, pero el moreno lo tomó del mentón para acercarlo más a su boca, sin tocar sus labios, tan cerca que parecía un roce, suficiente para que Kurapika derramara un par de lágrimas más y con fuertes emociones en sus ojos escarlata pudiera abrir su corazón y ser directo - ¿qué voy a hacer sin ti? Tú eres mejor padre que yo, si tú no hubieras estado conmigo, yo no sé qué hubiera hecho, te debo cosas también, pero no lo arreglaremos así, debe haber otra solución pero perderte es lo último que quiero.

- Esta es la solución, no hay marcha atrás, ya tomé mi decisión, te amo, Kurapika, sé que no es mucho lo que hago por ti, con mi vida sólo podré salvar a uno y si un niño muere yo igual muero, así que no tiene caso quién sea el donador, si mi vida terminará ¿qué mejor que dejar mi corazón libre para alguien más? mi sacrificio anulará la cadena.

- Eres un completo idiota, un genio, pero idiota ¡sacrificándote de esa manera sólo lograrás reemplazar mi dolor de perdida por otro! Pero si eso es lo que quieres, no puedo detenerte.

- Ya deja de llorar, por favor, mejor hazme un último favor ¿quieres? Ve y busca al otro donador para salvar a los dos y sobre todo... no olvides que los amo, cuidalos, Kurapika, porque ahora son tuyos. - Kurapika aún negándose a la decisión de Kuroro miro al suelo, destrozado y con un gran temor, Kuroro no soportaba verlo así pero tenía la esperanza de que su sonrisa volviera ciando él desapareciera de su vida después de todo lo que había ocasionado, tomó por los hombros al rubio y le dio un tierno beso de despedida en sus labios, tan suave y tan frágil que podría mantenerse así por horas, pero un segundo bastó para llevar en su boca el sabor de su Kuruta. -Vamos, Doctor Leorio.

- Adelante, Lucifer, pasa.- señaló Leorio después de esperar su despedida y se acercó a Kurapika para asegurarse de que estaría bien con eso. El rubio lo tomo por la muñeca cuando lo tuvo en frente.

- Prometeme que no sufrirá. - al tacto, la mano fría y temblorosa del rubio transmitía todo el dolor que pasaba, nada le estaba siendo fácil y era por una razón.

- Lo amas mucho ¿verdad? - preguntó al empatizar con Kurapika, verlo de esa manera por una persona era inimaginable, talvez la última vez que se puso así por alguien, fue al perder a su tribu.

- Demasiado... - Articuló con voz roca y quebrada, hacía tanto esfuerzo para soportar todo aquello, estaba reviviendo todo el trauma y sus ojos escarlata no mentían, estaba por cometer una locura.

- ¿Como para dar tu vida por él? - adivinó Leorio que lo conocía incluso mejor que Kuroro.

- ¿Cómo sabes que yo...?- aún en sus peores momentos Leorio podía entender mejor sus emociones y ver más allá las ideas del rubio, sabía que en ese estado, era capaz de todo y nada lo detenía.

- Kurapika, desde que te conozco has sido un chico suicida ¿crees que no recuerdo el primer día que nos conocimos? "No le temo a la muerte, sólo temo que mi ira..."

- Si, si, si.. ya entendí.

- Pero tu ira si desapareció ¿entonces eso lo cambia?

- Al contrario, Leorio, estoy más listo que nunca. - Kurapika no necesitaba intercambiar demasiadas palabras para entenderse con el doctor, se levantó de su asiento tan decidido, limpió sus lágrimas y sonrió como pudo, una sonrisa de valor que lo llenaba de fuerza. - Leorio, yo seré el otro voluntario.

AMAR o MORIR [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora