Capítulo 6.- Las Joyas

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- "La noche es larga ¿Porqué no aprovecharla?"- se decía mientras miraba a los ojos a su prisionero. - "no esperaba que mostrara esta faceta, debe estar muy confundido por lo que acabo de hacer, si no amara verlo así me preocuparía, pero esto es exactamente lo que quiero"- seca sus lagrimas usando sus dedos.

- ¿Porqué haces esto? ¿porqué juegas conmigo? los niños no tienen nada que ver, esto es solo entre tú y yo kuroro-

- ¿te molesta? ¿entonces querías que los matara? aun estamos a tiempo- le sonríe con malicia

- ¡no! ¡olvídalo! ¡no los toques!-

- shh- pone un dedo sobre sus labios para callarlo- deja de hacer ruido, se pueden despertar. Yo adoro a esos niños, se parecen a mi, incomprendidos por su madre. Yo seria un buen padre para ellos. Y tu una buena madre -le quita un mechón de cabello del rostro.

-No digas eso. Ellos ya tienen una madre que los ama-

-Pero ella no esta y no les dedica tiempo, los deja solos por su trabajo. Necesitan verdaderos padres, por una razón te los dejo a ti, me dijo que no hay nadie mas en quien confíe, eso significa que eres alguien responsable y por ende, una buena madre-

- Deja de tratarme como chica o te voy a...- un relámpago cae sobre el edificio reventando los cables de luz, dejando todo el edificio a oscuras, afuera se formaban cúmulos grises amenazando de tormenta, una fuerte lluvia comenzó tras ese rayo y en medio de la obscuridad, el único sonido ahora era el de las gotas cayendo desesperadas sobre la ciudad.

- "Lo que me faltaba, quedarme a oscuras con este imbécil"- pensó tratando de acostumbrarse a la obscuridad, aun sin poder ver nada, sentía como el cuerpo de kuroro lo aprisionaba mas y sus manos se atrevieron a tocar sus caderas, reacciono instintivamente y detuvo sus manos. -no te pases de listo ¿que rayos tratas de hacer? y no me vengas con excusas estúpidas-

- Esta bien, seré directo- le apresa las manos rápidamente para evitar que se defendiera, Kuroro se acostumbro a la obscuridad desde antes que se escuchara el relámpago, ya que la luz se había ido primero, disfrutaba ver cada expresión del rubio para ganar tiempo, para conocerlo mejor, era como un libro abierto, así de indefenso -Voy a hacerte mio en este momento y tu no puedes negarte, si haces algo que me delate, matare a los niños-

- ¿Qué? no dejare que les hagas daño ni que tengas nada de mi, eso es lo mas repugnante que he escuchado en mi vida, no eres diferente al pervertido de Leorio, hasta pensaría que eres él de no ser porque me atacaste de esa manera, tu fuerza te delata pero no eres rival para mi, olvídalo-

- Bueno, iré a despertar a los niños entonces- le muestra una sonrisa juguetona.

- No te atrevas- lo mira con desprecio, no hacia falta amenazar con que se soltaría de su agarre si daba un paso hacia la habitación de los niños, lo mataría aunque muriera el también esa noche.

Otro relámpago cayó iluminando la sala, Kuroro estaba sonriendo y Kurapika mantenía una mirada de ira con los labios rectos. La tormenta aumenta, hay un viento frió y húmedo que se interna en la casa, causa a los ventanales abiertos, Kurapika quiere evitar a toda costa que Kuroro se salga con la suya. Después de aquel rayo, la obscuridad volvió y los labios del líder de la araña atraparon la boca de kurapika.

El siguiente rayo ilumino el beso que le había robado al Kuruta, la lluvia evitaba que Kuroro prestara atención a las quejas de su prisionero y al siguiente relámpago, las manos de Kurapika habían sido soltadas, ahora estaba empujando a Kuroro para que lo dejara de besar, en la obscuridad grito que lo dejara y volvió a ser callado con otro beso. Con cada rayo que iluminada esa sala se descubría una nueva escena donde los dos peleaban, Kurapika quería respirar para gritarle a Kuroro mientras este solo respiraba para volverlo a callar.

AMAR o MORIR [Completa]Where stories live. Discover now