Capítulo 13.- La cacería de la mafia

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EL FINAL SE ACERCA

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— ¡Es aquí dentro, señor! — habló un soldado después de derribar la puerta y confirmar la ausencia de peligro, haciendo entrar a un pequeño grupo más que registraron la guarida, pero no encontraron lo que buscaban.

— Llegamos tarde, está muerto. — señaló uno de los soldados del grupo que revisó signos vitales del cuerpo que estaba desecho en el suelo.

Se encontraban en el lugar donde había sido torturado y asesinado el gran hombre de la mafia, el multibillonario que había adquirido dos hermosas piedras preciosas que guardó secretamente donde nadie pudiera encontrarlas.

— Y la esposa también murió ¿cierto?

— Así es, mi señor. Lo confirmaron en el hospital y en las noticias.

— No dejó ni una maldita pista de dónde están esas joyas, viejo decrépito.

— Señor, tiene que ver esto, puede que el asesino sepa dónde están las joyas pero no le gustará saber quién tiene esa información.

El soldado le mostró a su jefe unas notas donde venía escrita la dirección de las ruinas donde dicha brigada planeaba encontrarse.

— El Genn'ei Ryodan.

En llamada, el ahora ex líder de la organización planeaba a toda costa negociar con la única mujer que quedaba de sus compañeros, aquella a la que usó y prometió vengar la muerte de los demás miembros.

— Espero que no te hayas atrevido a dañarlos. — amenazó Kuroro.

— Kuroro ¿Cómo localizaste mi número? — Preguntó la pelirrosa ligeramente asombrada ya que no lo esperaba tan pronto.

— ¿Te olvidas que estoy con alguien que puede rastrear personas con su cadena?

— Obvio que no me olvido de ese infeliz... — fruncido el ceño al recordar que Kurapika estaba con él.

— Dime qué quieres para regresar a esos niños, soy yo a quien quieren ¿no? No metan a nadie más en esto. — habló con voz firme y exigente ya que conocía perfectamente a Machi y sabía cómo persuadirla o eso pensaba.

— No sólo eres tú, el bastardo de la cadena también tiene que responder, aunque hayan localizado mi número, no podrán encontrar a los niños si los cubro con mi nen.

— Deja de atrasar más las cosas, Machi, es porque te mentí ¿verdad? — Al escuchar esto, Kurapika observó y escuchó más atento aquel intercambio de palabras —  Entiendo que estés molesta porque te engañé, porque jugué contigo de esa manera, pero Machi, sólo dejalos ir, arreglaremos este asunto a puertas cerradas, sólo la araña, el bastard... Kurapika está fuera de esto.

— Y ahí estás, defendiéndolo nuevamente ¿acaso realmente estás tan ciego? Dime la verdad o no volverás a ver a estos niños.

— ¿Cuál verdad quieres? Pregunta lo que sea, no tengo nada que esconderte.

— ¿Estás enamorado del bastardo de la cadena?

— ¿Qué pasa, Kuroro? ¿Qué está diciendo? — Kurapika se impacientaba por las miradas de asombro del azabache, tenía que algo les estuviera ocurriendo a los niños.

— ¡Contestame! ¿Te gusta ese chico? — volvió a preguntar la pelirosa con la voz débil y al borde del quiebre, Kuroro entendió de inmediato, así que fue lo más sincero posible, si tenía que hablar con la verdad mejor que cayera la bomba de una vez.

AMAR o MORIR [Completa]Where stories live. Discover now