Capítulo 8.- Rencores

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—Mamá estará bien, volvamos a casa— Kurapika salió de la habitación donde yacía la madre de los niños, ahora sus pequeños estaban expuestos al peligro de ser cazados por el valor que representaban. El secreto estaría bien con él mientras Kuroro no se enterara de ello, si se lo mencionaba, estaba seguro de que querría hacerles daño por su ambición, tal como el padre lo hizo. No deseaba tener que soportar una nueva masacre, pero tampoco podía evitar sentirse aprisionado por elegir con cuidado su siguiente paso.

¿Qué haría para proteger a esos niños? ¿cómo se las iba a arreglar para evitar a toda costa que fueran encontrados? El pensamiento que lo atosigaba se vio bloqueado a partir de la interrupción indagante de Kuroro.

— ¿Está muerta verdad?—le preguntó directamente, no se molestaba en tener tacto al hablar. Kurapika notó su relativamente poco interés en la salud de la madre.

— ¿Y eso te da gusto? Insensible— reprochó en voz baja y tomó a los niños de la mano para dirigirlos a la salida. Kuroro se retrasó quedándose un minuto en el marco de la puerta, los paramédicos revisaban el estado de la víctima, no había signos vitales, eso significaba que tampoco tendría la información que necesitaba. Escuchó a una de las enfermeras decir que la paciente tenía rastros de haber sufrido asfixia por alguna cuerda delgada o al parecer, un hilo. Lo primero que llegó a su cabeza al escucharla fue —Machi... pero ¿porqué razón?— se preguntó Kuroro.

— Sin duda esa fue la causa que corto su plazo de vida, la paciente parece haber sido víctima de asfixia, pero una muy discreta, todavía tenía signos vitales lentos cuando recibió a su ultima visita, murió definitivamente hace unos minutos — dijo el doctor en turno a las enfermeras — ¿Alguien más estuvo en esta habitación?

— No, nadie —responde una de ellas.

— Es muy extraño ¿deberíamos informar en el documento de la paciente sobre este incidente? —cuestiona la otra joven enfermera.

— Descártelo, no puede saberse, ella era una mujer importante en el bajo mundo, nos meteríamos en problemas por no dar un veredicto razonable sobre la muerte de la víctima, resumalo a culpa del atentado que sufrió anoche, fin de la discusión, sigamos con nuestro trabajo — Finalizó el doctor de explicar y desalojaron la sala para que se llevaran el cuerpo.

"Que gran falta de ética profesional" — Kuroro disimuló bien su escabullida para alcanzar a Kurapika, pero no dejaba de pensar en lo que había escuchado adentro.

"No se había ido... Machi seguía en el edificio, apuesto a que ya se dio cuenta de que yo estaba con el bastardo de la cadena, de ser así, quiere decir que este asunto tendrá giros inesperados, ya no puedo fiarme ni de mis propios aliados, Machi mató a la única persona que sabía el secreto de las joyas, pero aun me queda alguien que seguro ya sabe algo"— Se detiene a la par de la calle fuera del hospital, el rubio lo estaba esperando junto a los niños en el estacionamiento, cosa que le pareció extraña.

— ¿Porqué me esperaste? Creí que deseabas escapar de mi —comentó con sorpresa.

— Esperarte no fue mi idea— señala las caritas sonrientes e infantiles que estaban dentro del auto —Escucha, tengo que cuidar de ellos, si lo que quieres es pelear. Lo arreglamos en otro momento, sube al auto, no tengo inconveniente en que nos acompañes.

—Yo no dije que quisiera pelear contigo, sino todo lo contrario, quiero ayudarte.

—¿Ayudarme a que?

—Ya sabes a que, no tengo que explicarlo.

— No necesito nada de ti, puedo arreglármelas sólo ¿sabes? no soy tan débil como crees

AMAR o MORIR [Completa]Where stories live. Discover now