Capítulo 17.- Donadores

1K 139 71
                                    

- ¿Que tipo de sangre son los niños? - preguntó Kurapika por curiosidad a la enfermera.

- Ambos son O+ - contestó tras revisar los expedientes de los últimos análisis.

- Yo soy AB... - pensó Kuroro vagamente, el rubio limpiaba sus lágrimas y trataba de respirar para calmarse. - Kurapika, estoy aquí, estaré contigo hasta el final, te lo prometo.

La noción del tiempo se pierde cuando se está ocupado, el reloj del hospital ya marcaba casi la media noche, habían pasado unos 45 minutos desde que los niños fueron introducidos. Esperaban al médico que se encargaría del trasplante ya que debía revisar a los pacientes antes.

- Buenas noches, me llamaron de la subdirección ¿en qué me necesitan? - habló en la recepción un hombre alto, de lentes, con una bata blanca y un rostro completamente serio, el tiempo y la experiencia lo había cambiado para bien.

- Buenas noches, Doctor Leorio, es en la sala B de quirófano, es una emergencia muy delicada. Lo están esperando.- explicó la recepcionista entregándole un expediente de dichos pacientes de la sala.

- Sí, gracias, con permiso.

El ahora recibido doctor quien ya tenía tiempo trabajando en ese hospital se acercó a la sala B donde observó con sorpresa a su viejo amigo del examen de cazador, ese mismo que siempre terminaba en el hospital por sus asuntos de venganza justo como parecía ahora.

- ¿Kurapika? - llamó incrédulo el joven doctor a su amigo, hacía muy poco tiempo que lo había visto en ese mismo hospital después de su última recuperación, no sabía si alegrarse o asustarse de verlo de nuevo ahí.

- ¡¡Leorio!! - Kurapika de repente sacó energía para sonreír a Leorio al menos durante el tiempo que duraba el saludo, ya que después volvió a romper en llanto abrazado de su bata, por supuesto, a Leorio nunca le importó que Kurapika lo abrazara en horas de trabajo, al final siempre terminaba siendo el más sentimental.

- ¿Porqué estás llorando así? ¿Qué te...- apenas vio de reojo a Kuroro, Feitan y Franklin, saltó sorprendido haciendo sus típicas caras de susto - ¡La araña! ¿Qué hacen aquí? ¿¡Ustedes le hicieron algo a Kurapika!? ¡Se las verán conmigo! -amenazó con un termómetro, tontuelo como de costumbre.

- No Leorio, ellos me están ayudando. - dijo Kurapika mostrándole seriedad en sus palabras, cosa que a Leorio le extrañó demasiado.

- ¿Ayu...ayudando? Esto debe ser un sueño porque tú jamás dirías eso, Kurapika, ellos son tus enemigos ¿no?

- Después te lo explico ¿sí? Necesito de tu ayuda por lo que más quieras, hay dos niños pequeños en esa sala de operaciones y necesitan un trasplante de corazón lo antes posible, yo sé que tu nen de emisión puede ayudar a hacer funcional cualquier corazón, por favor, haz algo por ellos. - Kurapika ya conocía muy bien las habilidades de Leorio ya que había sido atendido por él cada vez que terminaba hospitalizado anteriormente.

- Ya, tranquilo, Kurapika, respira, no me gusta verte así, dejame entrar a verlos ¿sí? Ahora vuelvo y te explico lo que podemos hacer.- A pesar de la inquietud de Kurapika, Leorio se mantenía muy sereno y profesional, palmo el hombro de Kurapika antes de dirigirse a ver a los pacientes.

Kuroro se acercó a Kurapika una vez que Leorio se retiró, le pareció más prudente dejar que Kurapika hablara con su amigo, lo que menos quería era causar más inconvenientes.

- Ese es Leorio ¿uh? Ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi ¿es un médico profesional?

- Sí, el mejor de este hospital, se recibió el año pasado, con su licencia logró terminar rápido la carrera y adquirir todo lo necesario para desarrollarse como doctor. Debido a su nen de emisión es hábil para detectar enfermedades y curarlas, es el único capaz de extirpar esas joyas de ellos. Al menos es al que le tengo más esperanza.

- ¿Cómo supo que estabas aquí?

- Seguramente me reconocieron las enfermeras y lo mandaron llamar, siempre que vengo aquí saben que necesito de Leorio, no confío en nadie más. - dijo Kurapika después de sentirse más tranquilo, notó cómo Kuroro fruncía un poco el ceño, un rastro de celos por no ser el responsable de calmar a su pareja - Leorio es sólo mi amigo y doctor personal, siempre está al pendiente de la salud de sus amigos, es normal que se preocupe por mi y es normal que sienta alivio al saber que él atenderá a los niños, Kuroro, gracias por ayudarme.

- Creí que yo tenía la culpa de que todo esto pasara. - Kuroro se quedó frente al rubio intentando entender esa nueva manera de pensar.

- Ahora que puedo analizar con calma lo que ha pasado, de una u otra forma no hubiera podido evitar el ataque de la mafia, tus arañas amortiguaron el daño y te lo debo, realmente no pude hacerlo solo.

- No tienes nada que agradecer, más bien estamos a mano, pero yo sigo sintiendo que no es suficiente.

- Kuroro, no pienses así.

- Por mi es que la araña está agonizando, no sólo me preocupas tú, también pienso en ellos, últimamente no he sido buen líder, he cometido demasiados errores y no puedo perdonarme por esto.

- Aún puedes ir a hablar con ellos, intentar aclarar las cosas o...

- No hay nada qué aclarar, si salgo sólo será para recibir mi merecido por traicionarlos. Al menos quiero escuchar que los niños están bien antes de ir a recibir mi merecido ¿Sabes que ahora tendré a toda la familia Zoldyck detrás mío intentando matarme?

- No es nada que no hayas experimentado antes, un loco en busca de venganza por la muerte de un ser querido.

- ¿Estás... riendote de mi? - Kuroro arqueó una ceja al escuchar una sigilosa risa de parte del rubio - Es lo menos que merezco después de todo, nunca pensé que uno de esos vengadores terminaría siendo tan cercano a mi, tan cercano que hasta daría la vida por él.

- Ya lo demostraste al ayudarme, con eso es suficiente para mi.

Leorio salió en ese momento para acercarse nuevamente a Kurapika, la escena que admiró le causó gran impresión, no tenía idea de que Kuroro y Kurapika fueran tan cercanos ahora.

- Será complicado- dijo Leorio tratando de ser lo más sincero posible para su amigo - intenté retirar esos fragmentos de sus corazones... no es posible, las gemas están encarnadas como si ya fueran parte de ellos y eso los está dejando incapaces de latir correctamente, tengo que hacer el trasplante, pero ya no quedan corazones de donantes aquí, necesito dos voluntarios para lograrlo.

- Deben ser de la misma sangre ¿cierto? - reafirmó Kurapika intentando pensar en ir a buscar a otros hospitales.

- No necesariamente, cualquier corazón sirve, con la emisión puedo hacer que se adapte a los nuevos cuerpos.

- ¿De verdad? - preguntó Kurapika incrédulo, pero tenía que moverse ya.

- Sí, pero ya no hay mucho tiempo, la gravedad es peor de lo que creí, no les quedan más que 4 horas de vida.

- No Leorio... No me digas eso... - Kurapika sentía que el alma se le partía, el tiempo era muy poco, las esperanzas eran más bajas. Un milagro era lo que podría salvarlos.

- Entonces me ofrezco como donante.

Los ojos de Kurapika se abrieron como platos al escuchar el ofrecimiento, parecía todo una pesadilla ¿porque él? ¿Porqué de todos los posibles donantes que pudieron aparecer en ese instante tuvo que ser él?

- No Kuroro, tú no...

AMAR o MORIR [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora