Capítulo 2.- Falsa Identidad

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- A veces no sé si tomarte en serio, Leorio, eres un payaso -sonrió Kurapika incrédulo-, el amor es lo que menos necesito en este momento, estoy muy ocupado en mis asuntos, además, ¿a qué te refieres con eso? ¿qué tipo de "amor" estás sugiriéndome?

-Kurapika, tú sabes de lo que estoy hablando. -El moreno le guiña un ojo al Kuruta, seguro que está listo para morir, qué valiente de su parte.

-Bastardo pervertido, debí suponerlo. -Contestó a regañadientes con ganas de darle un golpe en la cara.

-Oye, no me refiero a eso, no seas malpensado, por favor, yo hablo de que te consigas a alguien, no sé, una chica tal vez... o un chico. -Le volvió a guiñar el ojo y esta vez sí recibió su merecido, la palma del rubio pintada en la mitad del rostro.

-¡No soy homosexual! ¡maldición! -Se cruzó de brazos sonrojado y ofendido- Ya vete, Leorio.

El pobre aspirante a doctor no sabe cuando rendirse.

- Al menos sé que te en el fondo, te convence la idea. -le decía mientras se ponía la mano sobre el rostro, ya que le dolió el golpe, pero aún así, estaba felíz de que Kurapika no lo matara por decirle homosexual.

Ante este último comentario, el rubio le miró nuevamente enfadado, como si le dijera "vete antes de que te ponga peor".

-Ya, calma, fue un chiste, no seas amargado. Bueno, ya me voy, te dejo estas pastillas -dijo entregándole antibióticos-. No olvides tomarlas para aliviar el dolor, pronto te darán de alta, ¡ah!, y por cierto, me llamó tu jefe.

Los ojos del Kuruta se abrieron como platos de la sorpresa, observó a Leorio casi deseando salir corriendo del hospital.

-¿Porqué no me lo habías dicho? ¿qué fue lo que te dijo? ¿todo está bien? ¿pasó algo? diablos, no debí ausentarme tanto. -Se maldijo por último pero Leorio sólo negó pensando "ay, este chico no tiene remedio".

-Pues, te sorprenderá saber esto, tu jefe nos dió la indicación de que descanses la semana que viene y te presentes a trabajar a finales de mes, así que disfruta los días que te restan, es por tu bien, le dijimos que tu querías volver mañana, pero insistió en que te recuperes, no sólo física, sino también mentalmente, yo me encargaré de llevar a cabo el proceso de tu recuperación y arreglar tu incapacidad, te aconsejo que no dejes pasar esta oportunidad, te recomiendo diversión y muchos abrazos. - concluyó con una cálida sonrisa.

-¿Qué clase de doctor eres tú? -Por fin Kurapika sonrió ante las palabras de Leorio, no tuvo objeción ya que tenía razón, aunque deseara volver al trabajo pronto, tenía que recuperarse.

-¡Pero olvida lo de los abrazos!- frunció el ceño avergonzado.

-De acuerdo. -rió Leorio.

-¿A dónde se supone que deba ir ahora? -se dijo así mismo entre susurros, una vez que Leorio se fue para avisar al doctor de planta que ya podían darlo de alta.

-Esto es mucho mejor de lo que pensé, pasar un rato a solas con el bastardo de la cadena no estaría nada mal, 12 días es más que suficiente... que comience el conteo. -se dijo así mismo el líder de la brigada mientras seguía su camino por el pasillo del hospital, donde escuchó cada palabra después de robar la identidad de uno de los doctores usando las habilidades de su libro.

Cada día de relajación para Kurapika en realidad estaba destinado a ser un día de diversión para Kuroro.

-¿Que no eres homosexual?, ¡ja! A otro perro con ese hueso. - pensó con picardía antes de desaparecer entre los pasillos.

Al mediodía, Kurapika fue dado de alta y volvió a su departamento, encendió la televisión, cosa que nunca hacía, pero las noticias y los programas le aburrían o le fastidiaban, así que trato de relajarse leyendo textos científicos, cerca de su departamento vivían 2 niños que siempre lo molestaban para preguntarle lo mismo cada día, Kurapika como vecino bueno y paciente trataba de sonar lo menos irritado posible, pero vaya que los niños se esmeraban en fastidiar.

El timbre sonó por tercera vez en 1 minuto, Kurapika cierra el libro con cara de pocos amigos y abre la puerta.

-¿Qué necesitan? -preguntó a pesar de saber lo que le dirían los niños.

- ¡Hola vecina Kurapika!- dijeron al unisono los 2 niños, una pequeña de 6 años y un niño de 5, bastante odiosos, hiperactivos e insistentes.

-¿Cuántas veces les tengo que decir... -habló lo mas lento y tranquilo que pudo- ...que no soy mujer? -Se apenaba de tener que aclarar eso no sólo a los niños, sino a casi cada persona que conocía.

Los niños esperaron un par de segundos y respondieron.

-¿Lo es ahora? -Como si de un momento a otro fuera a cambiar de género por complacerlos.

Kurapika no sabía si cerrar la puerta... o azotarla.

-No. -contestó en seco, de nuevo, otros 2 largos segundos pasaron.

-¿Y ahora? -volvió a preguntar la niña y Kurapika ya estaba estresado.

-Por favor, déjenme en paz, su madre debería estarlos cuidando.

-Mi mami está en el trabajo, pero tú puedes ser mi mami mientras ella no esta. -le dice la niña y el niño por detrás asiente.

-Ustedes niños, no comprenden, sé que son muy pequeños, pero ya me canse de insistir, no soy una mujer, ¡vayan a su casa! -La expresión del rubio se mostró al borde del enojo, contenía las ganas de tener que molestarse con ellos.

-Oh, bueno. -dijo la niña y se quedó con su hermanito jugando cerca de la puerta, Kurapika la cerró con cuidado y se quedó detrás esperando a que se fueran, los pasos de los niños se volvieron a escuchar y emitieron unas risitas traviesas, después el timbre sonó.

- ¡Ay!, ¡no es posible! -Sobresaltado, abrió la puerta para regañar a los traviesos de afuera.- ¡Dejen de hacer eso o voy a llamar a su ma...! -Se detuvo al ver que se trataba de un extraño, un hombre pálido y bien parecido de traje con un ramo de rosas en sus manos que lo miraba directo a los ojos con una hermosa sonrisa dibujada en sus labios.

-¿No que NO eras mujer? -dijo la niña mirando la escena junto a su hermanito, dejando escapar mas risitas.

-Mierda... -pensó el Kuruta -hoy no es precisamente mi día.

AMAR o MORIR [Completa]Where stories live. Discover now