14. Círculos

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Natalia POV

— Nos vemos allí.

Las dos asentimos al unisono a la voz de María.

Mientras esperaba en la parte trasera de aquella casa, para sorprender al fugitivo, había dado un toque a María para que viniera con refuerzos. Ahora mismo ella y otros dos compañeros más se llevaban al hombre a comisaria.

Alba y yo iniciamos de nuevo el camino hasta donde habíamos aparcado el coche.

— ¿Te gusta el arte verdad? — Me fije como volvía a mirar de manera curiosa todas aquellas esculturas, igual que había hecho al venir.

— Mucho. De no haber sido policía habría estudiado Bellas Artes. A veces pinto. Me da mucha paz.

No le pegaba nada, pensé.

— ¿Estoy delante de la nueva Rembrandt? — sonrío —Ya me enseñarás alguna obra entonces.

— Que dices — Habla con vergüenza — Solo es un hobby, nada que valga la pena.

— No te creo

Sonríe con la mirada puesta en el suelo. Creo que es la primera vez que veo que a Alba le da vergüenza algo.

Me gusta poder descubrir cosas de ella, hacen que la vea más humana.
A pesar de que se me hace raro pensar en Alba como artista, tengo claro que con lo intensa que es, tiene que hacer maravillas en lienzos.

— Conduzco yo ahora, ¿vale?

— No puedes conducir con esa mano

— Si puedo

Tengo la mano un poco hinchada y colorada por el impacto, pero en peores me he visto.

— No Natalia, no te dejo. Y cuando lleguemos vas a dejar que te la cure.

Refunfuño algo entre dientes que ella no puede escuchar, me encojo de hombros y asiento.

***

Con una mano sujeta una botella de alcohol y una gasa. Aplica el líquido sobre esta y la pasa sobre el pequeño corte que tengo en el último de los nudillos.

— ¡Au! — exagero.

— No me seas dramas.

Con la mano que tiene libre, aguanta un trapo en el que ha metido un par de cubitos de hielo y aprieta suave contra mi mano.
Parece que no es ni la primera ni la segunda vez que hace esto.

— Enserio estoy bien, no tienes porque..

— Calla

Estamos en su despacho. Me ha traído aquí obligada, he intentado negarme pero ha insistido.

Retira la gasa con el alcohol de mi mano, y empieza a pasar por mi nudillo herido su pulgar, dibujando pequeños círculos.

El tacto de su mano caliente con el frió de la mía es eléctrico.

— ¿Mejor? — Sus ojos se clavan sin pudor en los mios, de nuevo con esa mirada altiva.

Me muerdo el labio.

Estamos cerca. Más que nunca. Yo estoy sentada en la silla y ella encima de la mesa, reclinada sobre mi. Sus desnudas piernas, lleva falda, cuelgan casi sobre mi regazo, lo que no ayuda. Sus manos sobre las mías y sus ojos sobre los mios.

¿Que pretende? No entiendo mi reacción pero no puedo controlarla. Mi respiración es más pesada y siento que el ambiente que nos rodea también se ha vuelto así.

— Esto..si..gracias

Retiro la mirada enseguida, no porque quiera, sino porque necesito volver a la realidad.

Joder Natalia, que espabilada eres, pienso. Me he quedado tan perdida en ese contacto que me ha costado media vida reaccionar a su pregunta. Estoy segura de que lo ha notado y me muero de vergüenza por ello. ¿Pero que me pasa?

Para mi suerte, o mi desgracia, Alba controla perfectamente la situación, como siempre. En cuanto nota mi pánico momentáneo retira la mano, pero sin dejar de mirarme. Parece que...¿Disfruta?

Se ríe y se pone en pie.

— ¿Vienes conmigo al interrogatorio?

Me hago la digna. Me levanto evitando cualquier contacto visual, asiento y voy tras ella.

***

— ¿Enserio? ¿Oye pues pasadme su número no?

— ¡María! — Exclama Alba.

— Perdón, perdón, es coña hombre.

María, Alba y yo, frente a la puerta de la comisaria, cigarrillo en mano, nos reíamos a carcajada limpia con la situación. Resulta que el hombre que habíamos perseguido esta mañana no era más que un camello, o eso creemos. Es el primo de la víctima, pero casi no tienen relación. Esta allí viviendo por cortesía de sus tíos pero no tiene nada que ver en este jardín. Solo ha hecho falta verle la cara desencajada al enterarse de todo.
Huía de nosotras porque pensaba que veniamos por su supuesto negocio ilegal. Pasarán unos días hasta que tenga un juicio pero no tenemos apenas pruebas de nada, así que puede que se libre y vuelva a esa mansión en poco tiempo.

— Enséñale la mano — Dice Alba, mientras señala hacia donde estoy.

— Dime que no, ¿le has arreado? — María sonrie de oreja a oreja.

Sonrío, entre tímida y victoriosa, mientras saco mi mano del bolsillo y le enseño el puño. Gracias al hielo ha bajado bastante la hinchazón, pero ahora esta morado.

— No te creo. Que fuerte tía, me flipa. Ahora ya se a quién tengo que llamar cuando la lio.

Las tres sonreímos. Me cae muy bien María, cada día más. No falle cuando pensé que sería una chica interesante cuando la conocí. Desde luego que lo es. Es todo bondad y excentricidad a partes iguales, inteligente y rápida en cuanto a labia, la envidio por ello. Es capaz de alegrarte el día solo manteniendo una conversación banal.

Esta anocheciendo rápido. El sol se ha puesto y corre aire frío.

— Bueno chicas, me voy que llego tarde a una fiesta. — Dice María.

— Anda que nos invitas eh — Contesto, divertida.

Alba y María se dedican una mirada que no entiendo.

— Tu a la siguiente te vienes — Sonríe y mira con burla a Alba — Con esta rubia no me tomo ni una birra ya.

Alba le enseña el dedo corazón a María mientras esta pasa de su gesto y nos dice adiós con la mano.

— ¿A que se refería?

— Larga historia.

Apaga el cigarrillo contra la rejilla de la papelera y lo tira en esta. Se da media vuelta y se va sin decir nada.


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gracias por leer y por los mnsj bonitos💖

 Calibre 25 // AlbaliaWhere stories live. Discover now