22. Mercadillo macabro

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Natalia POV

Los primeros rayos de luz entran por mi ventana con rebeldía.

Empiezo a desperezarme. Me duele algo la cabeza por el alcohol de anoche, pero tampoco mucho.

Debí caer rendida a los pocos minutos de acostarme, porque juraría que estoy en la misma posición que hace unas horas, o casi en la misma. Algo falta, o alguien, mejor dicho.

Me muevo con desgana por la cama y, inocente de mi, estiro un brazo hacia el lado izquierdo, pero nada. Estoy sola.

Alba se ha ido.

O...¿nunca llegó a venir?

¿La locura de ayer fue real?

Salgo de la cama, me coloco las zapatillas de estar por casa en los pies y camino a tientas por el pasillo hasta la cocina, mientras estiro mis brazos con fuerza, como si intentara despertar mis músculos.

Para mi sorpresa, algo llama mi atención dentro de esta. Justo al lado del táper con los espirales que sobraron ayer, la punta de una servilleta doblada con cuidado sobresale de la encimera. Me acerco y la desdoblo, hay algo escrito.

"Espero que hayas dormido bien. Me voy a trabajar, tomate el día libre."

Debajo de estas dos frases hay una bonita firma con las palabras Alba Reche claramente legibles en ella.
No puedo evitar sonreír ante ese bonito gesto.

La elegante caligrafía de Alba en mi servilleta confirma que si, todo lo de anoche fue real. Solo de pensar en aquello me estalla la cabeza.

Alba y yo nos hemos besado. ¿ Y ahora qué? No se si salir corriendo hacia ella o en dirección opuesta sin mirar atrás.

Voy a hacerme un café, o dos.

Doy vueltas a la taza con la cuchara, pensativa, mientras el frío aire de Barcelona golpea las ventanas del patio de luces con fuerza, y ese ruido acompasado rebota en mi sien.

Esto es resaca, pero resaca emocional.

Entonces suena mi móvil.

María 
Calle Pere Iv, 29, 08018, Barcelona
Polígono 3

El mensaje no va dirigido a mi en exclusiva, lo ha enviado al grupo que tenemos con el resto de compañeros. Supongo que ella es ajena a que tengo el día libre.

Podría referirse a cualquier cosa, un simple control rutinario en esa zona, una alerta nivel dos, un robo, cualquier cosa.

Decido no molestarme. Necesito el día para mi.

Pero...¿y si tiene que ver con el caso?

Me mata la curiosidad, así que tecleo la dirección en mi teléfono.

Una fábrica abandonada del polígono industrial que hay justo tres calles por encima de nuestra casa. Alguna vez he pasado cerca con el coche a buscar comida china con Marta, pues hay un restaurante una calle abajo.

Es una zona chunga, aunque no por la gente que la transita, ya nunca he visto a nadie por allí. Es más bien siniestra.

No me da buena espina.

***

— ¿Que haces aquí? Es tu día libre — Suelta Alba nada más verme aparecer. Esta fuera de su coche, con la espalda apoyada en este.
Con sus labios sujeta un cigarrillo que intenta encender con la ayuda de sus manos para que el viento no le apague la llama del mechero.

Hoy va vestida mucho más casual de lo que me tiene acostumbrada, pero no puede estar más sexy. Camiseta blanca ceñida y pantalones negros. Botas de cuero y chaqueta negra, de cuero también.

 Calibre 25 // AlbaliaWhere stories live. Discover now