No todo es lo que parece.

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Creo que fue el one shot más "fuerte" que escribí, así que bueno ustedes fíjense si lo van a leer. Grax los y las quiero.

Él, esta vez, no le había creído, ni había confiado en ella. Ya no le sorprendía, después de todo, las palabras de Benicio retumbaban en su cabeza. Ella siempre iba a ser mala. Patino hasta los lockers después de haber discutido con Simón al dia siguiente de la fiesta mexicana la cual había organizado específicamente para él, otra vez se sentía sola, deshecha, y lo peor aún, una copia viva copia de Sharon. Las lágrimas empezaron a salir por si solas mientras apoyaba su cabeza en un locker. Todo estaba tranquilo cuando sintió una mano en su cintura y ese perfume tan característico que tanto detestaba.

— Vaya, vaya. La reinita de la pista sufriendo por un muerto de hambre.

— Ándate— se limitó a contestar— ¿no te cansas de arruinarme la vida? Estoy harta de vos.

— ¿Sabes que no? Si todos sabemos que tu te mueres por mí.

— Claro que no.

— Claro que sí Ámbar, después de todo, estamos destinados a estar juntos. Tu eres mala— enfatizo esta última palabra—¿realmente pensabas que estabas destinada a estar con alguien como Simon que parece un pastor evangélico que busca la paz del universo?

— Yo no soy mala...— él rió irónico.

— ¿Está segura señorita incendie una pista, rompí un patín de cristal, engañe a todo el mundo, tire a Luna a una piscina? ¿Quieres que siga ?— Ámbar se tensó, y un nudo se formó. ¿Realmente es tan mala?

— Pero...

— Shh...— acarició su mejilla— nada de peros. Tú y yo estamos hechos para estar juntos chiquita— ahora acariciaba su mejilla, ella se tensó con los ojos llenos de lágrimas— tenemos demasiado en común— los labios se acercaron a su mejilla, luego a su cuello, a su clavícula hasta que, descaradamente bajo la tira fina de la musculosa que llevaba. Ella no podía responder, su cuerpo no le respondía los únicos que hablaban eran sus ojos, los cuales llenos de lágrimas rogaban por ayuda. Pero no había absolutamente nadie quien la ayudara todos se habían ido, tal vez solo quedaban algunos empleados, pero el italiano le impidió llorar y gritar.

Tal vez era lo que se merecía por ser tan mala, tan cruel. A la gente mala le persiguen las cosas malas, ¿no?

Él hizo que la mano de ella se dirigiera la parte alta de su pantalón, Smith quito la mano de ahí asustada

— Ahora vas a decirme que no te gusta— ella aún se mantenía callada— vamos— la llevo hasta un armario a la fuerza, la metió dentro y la aprisionó, la pequeña seguía llorando, pero de alguna manera, se rindió porque ella estaba casi segura de que se lo merecía. Cuando el italiano le sacó su vestido sus ojos se humedecieron, estaba casi segura de lo que vendría luego y ya no podía seguir luchando, simplemente suspiró y durante todo ese tiempo solo pensó en cosas que la hacían feliz, Patinar, cantar, bailar, Monica, Simón. Simón... si él le hubiese creído no estuvieran en esa situación. Sollozó. Odiaba sentirse asi

Y finalmente,en ese lugar tan oscuro reinaba el dolor pero en realidad el silencio era una clave fundamental en el lugar pero allí solamente se escuchaban los sollozos constantes de Ámbar, él solo disfrutaba de su sufrimiento riéndose para si.

— Más vale que no digas nada de esto, novia— comentó luego de concretar ese acto tan atroz mientras ella sólo lo miraba con unos ojos llorosos, una mirada asustada más un alma hecha pedazos, sí, se sentía sucia, rota, humillada. Se sentía extremadamente fatal.— si no quieres que las cosas empeoren quédate en silencio. ¿Entendido?— la tomo del cuello y ella soltó un grito ahogado, asientiendo con miedo cuando la dejó caer y se fue. Dejándola sola, en el suelo como la basura que se sentía. Tan solo se acurruco entre sus piernas para llorar con fuerza, ya no podía ni quería nada más en su vida, este era el ultimátum que hizo que ella se destrozara por completo

One Shots- Simbar Where stories live. Discover now