La mejor navidad.

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Los gritos que provenían en ese instante en particular  del living de la mansión Benson,  se podían escuchar por todo el perímetro del edificio. Eran las diez de la mañana y a Ámbar, no le parecía que este horario fuera el correcto para que semejante bullicio estuviera presente. Se levantó de su cama, despeinada y con una cara de pocos amigos, odiaba definitivamente el ruido y más si provenía de su querida prima.

— ¿¡PUEDEN HACER SILENCIO!?— gritó, el sonido cesó por unos instantes lo que consiguió una sonrisa satisfactoria en el rostro de la ojos azules, por lo que simplemente se dedicó a acostarse nuevamente en la habitación y apenas lo hizo escuchó otra vez ruido en la planta inferior.

Alguien moriría en este mismo instante.

Sin más que decir salió de su habitación velozmente y se encontró a Luna apenas pudo bajar las escaleras, la mexicana tenía una caja con decoraciones en sus brazos que acompañaban a jugo del gorro rojo que portaba en su cabeza.

— NAVIDAD, NAVIDAD, DULCE NAVIDAD.

— ¿Qué estás haciendo, ridícula?— comentó directamente al verla bailar y tararear una canción que ella no conocía.

— ¡Ámbar! Pensé que no ibas a despertarte, ¡tenemos que decorar la casa urgente!

—¿Tenemos? ¿Vos y yo? Ni en pedo.— pensó lo que dijo un Segundo— Además... ¿Decorar la casa?— agregó extrañada— ¿Hay una fiesta o algo así?— la mexicana la miro sorprendida, ¿Ámbar no sabía qué fecha era la que se estaba aproximando?— Hola, tierra llamando al satélite más insoportable de todos. ¿Me vas a decir o voy a tener que hacer una investigación para averiguarlo?

— Es navidad Ámbar— una voz se hizo presente desde la cocina, quien más podía ser, Simón. El joven se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla por lo que la ojos claros se estremeció, el contacto con él la volvía loca— pensé que no ibas a levantarte...— ella interrumpió.

— En primer lugar, tampoco duermo tanto no exageren y segundo , ¿Qué tiene de importante la navidad? Es una fecha más, no molesten.— Ambos mexicanos se observaron como si Ámbar hubiera dicho la peor falacia este mundo.— ¿Qué? ¡Es la verdad! Solo es una época nefasta que sirve para que la gente compre regalos. Así de siempre.— ella había elevado la voz consiguiendo que Monica y Miguel ingresaran al lugar.

—Eso no es cierto Ámbar— Luna se escuchaba dolida— es la mejor época del año, para divertirnos, cantar, estar en familia, estar con tus papas, tus...— la argentina la interrumpió.

— Con la diferencia de que yo no tengo unos papás para poder disfrutarla— todos hicieron silencio, sabían que este tema sensibilizaba a Ámbar, los ojos de la chica se pusieron llorosos, solamente suspiró— ¿Saben qué? Disfruten su navidad, por favor no hagan mucho ruido y déjenme dormir.— ella solamente subió las escaleras cuando todos compartieron miradas, nadie era capaz de entender el dolor que tenía. Simón comprendió las miradas de todos y decidió seguirla.

La observó ingresando a su habitación, tocó la puerta y ella solo no respondió. El mexicano se tomó la atribución de ingresar y la vio sentada en su cama abrazando una almohada observando a la nada.

— ¿En que piensas?

—¿Siempre celebraste la navidad?— murmuró.

— Sí— ella solamente asintió y observó nuevamente a la nada.— ¿Tu?

— Nunca la celebré— agregó la pequeña en una voz relativamente baja. Era verdad, las fiestas con Sharon no eran el mejor momento de la vida de Ámbar. En navidad cenaban las dos solas, y la mujer simplemente iba a dormir cuando esta terminaba. En cuanto a los regalos, la rubia siempre los recibía, pero siempre eran cosas materiales, cuando ella tenía en claro, que lo único que realmente quería era un tiempo con Sharon, como una familia.

One Shots- Simbar Where stories live. Discover now