One Shots- Simbar

Había una vez...

En primer lugar les quiero recordar que ningún capítulo de esta historia está conectado con otro, exceptuando unos pocos en los cuales yo misma me voy a encargar de especificar. Gracias los amo y ojalá les guste skere

"Había una vez una hermosa princesa que vivía en un gran palacio..."

— Pero papi, todos tus cuentos empiezan así, ya es aburrido— comentó una pequeñita de un largo cabello castaño, casi rubio de aproximadamente cuatro años de edad, a su padre, quien era la persona que todas las noches relataba una historia a sus tres pequeñas hijas antes de ir a dormir.

— Ali tiene razón papá, eres abushido — comentó la otra pequeña que se veía exactamente igual a su hermana físicamente pero con un poco más de dificultad en el habla ya que no lograba dominar las palabras a la perfección.

—Allegra, Mía, este cuento va a ser diferente, se los prometo— le contesto el hombre mientras tomaba a Amaya, la más pequeña de sus hijas en sus brazos y la acomodaba entre sus piernas.  La bebé de un año y meses se acurrucó en los brazos de su papá por costumbre, mientras jugueteaba con su camisa haciendo de que por inercia este sonriera.

— Eso espero, los cuentos de mami eran mucho mejores— comentó la mayor.

—Si, no es justo—imitó Mía a su hermana con los brazos cruzados— la extraño en las noches contándonos cuentos— agregó con un puchero que luego imitó su hermana.

— Sé que no soy mami, intento ser aunque sea un poquito parecido a ella— suspiró resignado— pero ¿me dan una oportunidad?— un puchero también se formó en los labios del hombre intentando que sus hijas le prestaran un poco de atención. Las niñas se observaron y la más grande solamente respondió:

—Una oportunidad Simon Alvarez, solo una— dos palabras, que carácter.

"Había una vez una princesa muy muy linda, que vivía en un castillo"

—Aburriiiiidooo— comentó Allegra otra vez con enojo mientras hacía el amague de irse.

—Papi ni siquiera empesho, no seas tonta.

— Tú eres tonta— atacó la mayor de las gemelas.

—Estúpida — contraatacó.

—Fea

—¡Tú también edes fea! Edes igual a mí.

— Pero tú eres mas fea— igualó Allegra a su hermanita elevando los brazos mientras Amaya ya empezaba alterarse por los gritos de sus hermanas mayores, ya que al contrario de las otras niñas ella era muy callada y tranquila. Estaba al borde del llanto cuando su padre la apegó a él y contestó:

— ¡BASTA!—gritó Simón — ¿pueden por favor escuchar mi historia? Su mamá no está, e intento hacer lo mejor que puedo. Por favor— el mexicano ya se encontraba al borde de las lágrimas por la frustración de no poder hacer felices a sus hijas y que sintieran tanto la ausencia de su mamá. No era para nada fácil hacerse cargo de tres niñas.

Sin dudas, necesitaba a Ámbar a su lado, la extrañaba a ella, su olor, su sonrisa, todo de ella le hacía falta. También necesitaba ayuda con las niñas.

—Mida lo que hicimos— comentó Mía enojada y con un toque de culpa mientras señalaba a su papá— Papi está llorando.

— No estoy llorando Mía— suspiro acariciando su mejilla— estoy cansado, eso es todo.

—Papi, perdón vamos a escuchar tu cuento— Allegra agregó con un puchero mientras se acomodaba cerca del pecho de Simón.

—Si papá, vamos a escucharlo—concordó la melliza menor mientras imitaba a su hermana acurrucándose en el lado contrario del que está se encontraba.