Capítulo diecinueve.

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Quería correr... quería correr hacía el pero mis pies me lo impedían.

Me acerqué lentamente pero mientras yo me acercaba él se alejaba.

¡No me podía creer que estaba viendo a Alex!

Me froté los ojos varias veces y ya no estaba ahí.

"Te estás volviendo majara _____ con tanto estrés" me dije a mi misma.

"Tal vez sea porque no comí nada" me hablé para tranquilizarme "no es nada malo" me decía a mi misma.

Al llegar realicé que solo había cogido la carta y la foto que Spencer me había dado. Las llaves y el móvil lo había dejado en su casa.

No tenía ganas de volver hasta su casa andando pero sino pasaría mucho frío, había estado lloviendo mucho y no había señales de que pararía pronto.

Anduve hasta su casa de nuevo. Temblaba de frío. Toqué a su puerta y tardó como un minuto en abrir. Llevaba una bata azul encima. Me malpensé, ¿qué estaba haciendo con Maeve?

-¿Por qué estas mojada? -preguntó dejándome pasar-

-Esta lloviendo, ¿no escuchaste? -respondí intentando no parecer celosa- ¿Qué haces en bata? ¿Y Maeve? -parecía celosa-

-No escuché que llovía por que me estaba acabando de dar la ducha que empecé antes que te tu me llamaras -explicó- Maeve se fue hace poco.

-Oh, em... lo siento -no era nadie para hacerle escenas de celos- venía porque me dejé el móvil y las llaves.

-Tu móvil está pero tus llaves no -me lo entregó-

-Yo no las tengo tampoco -exclamé-

-Maeve se las habrá llevado por equivocación -sugirió-

-Llámala y pregúntale -le pedí- si no las cogió ella las habré perdido por el camino o algo, y si es lo segundo tendría que cambiar el cerrojo -hablé agobiada-

Reid llamó a Maeve. Salí al balcón, pasaba de ver como Spencer sonreía cuando hablaba con ella y todo el rollo ese. Afuera las gotas caían sin cesar. Las estadísticas apuntaban a que se acercaba una tormenta.

Me quedé mirando como el cielo lloraba y pensando. Recordando momentos bonitos.

La voz de Spence llamándome me sacó de mis pensamientos.

-¿Las tiene ella? -hablé de forma tranquila-

-Si -afirmó- te pide disculpas.

-No pasa nada -le contesté sincera- ¿cuándo me las devolverá?

-Tal vez mañana. Ya está en su casa y vive lejos de aquí -contó-

"Yo también vivo lejos y volví andando en la lluvia con la pierna rota" pensé molesta.

-¿Y como entro en mi casa? -no deje que se notara lo molesta que estaba-

-Mañana vas a tu casa y pasas la noche aquí -sugirió-

-No quiero molestar -hablé-

-A mi no me molestas -insistió y yo sonreí- y quítate esa ropa húmeda acabaras resfriándote -exigió- yo te prestaré algo mientras se seca tu ropa.

-Gracias -le agradecí-

Reid me prestó una camisa larga suya y unos pantalones.

Entré en el baño y me quité la ropa mojada.

No me di una ducha, no tenía ganas. Me sequé con una toalla el cuerpo y el pelo.

La parte de la ropa íntima de arriba la tenia mojada también y me la quité. La parte de abajo no, menos mal.

Me puse la camisa que me quedaba como un vestido y los pantalones, aunque quedaban bastante largos.

Dejé mi ropa a un lado a secarse y salí.

Spencer estaba leyendo.

-¿Qué lees? -pregunté sentándome a su lado-

-"La Incógnita Newton" es de matemáticas -explicó-

-Si ya sé, me lo he leído -me reí-

-¿Tienes hambre? -cuestionó dejando el libro a un lado-

-Bastante -contesté-

-Yo también -sonrió- Prepararé algo -se levantó-

-Te ayudo -lo seguí-

Pasó bastante tiempo mientras cocinábamos paella.

A continuación comimos los dos y Spencer lavó los platos y yo lo ayudé.

Nos quedamos un rato viendo la tele, estaban dando un programa de magia.

Al acabar el programa Reid habló.

-¿Quieres que te haga magia? -preguntó impaciente por escuchar la respuesta-

-Claro, sorpréndeme.

-Cierra los ojos y no los abras hasta que te diga -ordenó- no te tocaré, si sientes que toco abre los ojos.

Asentí cerrando los ojos. En menos de veinte segundos me dijo que los podía abrir.

Me enseñó mi collar. Me lo había quitado del cuello y sin tocarme, no sentí nada.

-¿Cómo lo hiciste? -cuestioné asombrada- no sentí nada, ¿como hiciste para cogérmelo?

-Magia -sonrió-

-Vaya, eres bueno haciendo magia -realmente lo era- ahora devuélvemelo, por favor -le pedí-

-Cógelo tu -habló juguetón-

-¡Si lo cojo yo no lo cogeré por arte de magia, sino por arte de fuerza! -exclamé-

Se levantó y echó a correr, pero yo era más rápida y lo tiré al suelo y me caí encima suya.

Justo en aquel momento alguien que tenía llaves de la casa de Spencer abrió la puerta...

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¡Hola! ¿Quién creéis que será?

Gracias por leer, comentar y votar.

Se me ocurrió dedicar capítulos, así que este se lo dedico a todas las lectoras que me comentan ya que me dan muuuchos ánimos ajdjs

Muchas graciaas!

¡Besos & abrazos!

pd: esta noche subo otro capítulo por si no recordabais :D

Mi objetivo [Spencer Reid]Where stories live. Discover now