La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //4//

**El Cáliz de Fuego**

-*Draco Malfoy. No fue Harry, ni Hermione. Ni Fred ni George, ni Ginny ni Hayden. Fue Draco Malfoy. ¿Por qué lo hizo? ¿Debo interpretarlo de alguna forma?*- esos pensamientos me mantuvieron despierta aquella noche, esos pensamientos y también los dolorosos recuerdos que la aparición de Kyle Svenco había hecho resurgir.

Kyle Svenco había quedado confinado y reducido en el bote de los búlgaros por el director de Drumstrang, quién aseguró que se llevaría a Kyle lo más pronto posible a Drumstrang.

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Como al día siguiente era sábado lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos bajáramos tarde a desayunar.

Sin embargo Harry, Ron, Hermione y yo no fuimos los únicos que nos levantamos mucho antes de lo habitual en días de fiesta.

Al bajar al vestíbulo vimos a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego.

Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador.

En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.

*Con todo el suspense del Cáliz de Fuego y los Campeones de las Tres Escuelas ya nadie presta atención a lo que ocurrió ayer con Kyle Svenco, gracias a Merlín...*

-¿Ya ha dejado alguien su nombre?- le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.

-Todos los de Durmstrang. Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts.- le respondió ella.

-Seguro que lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos. Yo lo habría hecho así si me fuera a presentar, preferiría que no me viera nadie. ¿Y si el cáliz te manda a freír espárragos?- preguntó Harry.

Alguien se reía detrás nuestro.

Al volvernos vimos a Fred, George y Lee Jordan que bajaban corriendo la escalera.

Los tres parecían muy nerviosos.

-Ya está. Acabamos de tomárnosla.- nos dijo Fred en tono triunfal.

-¿El qué?- preguntó Ron.

-La poción envejecedora, cerebro de mosquito.- res­pondió Fred.

-Una gota cada uno. Sólo necesitamos ser unos meses más viejos.- dijo George frotándose las manos.

-Si uno de nosotros gana nos repartiremos el premio en­tre los tres.- añadió Lee con una amplia sonrisa.

-No estoy muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado en eso.- les advirtió Hermione.

-Si yo hubiera echo la poción tendríais más posibilidades.- mencioné con una sonrisa orgullosa.

Fred, George y Lee no nos hicieron caso.

-¿Listos? Entonces, vamos. Yo voy primero...- observé cómo Fred se sacaba del bolsi­llo un pedazo de pergamino con las palabras "Fred Weasley, Hogwarts."

Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó allí, balanceándose sobre las puntas de los pies como un sal­tador de trampolín que se dispusiera a tirarse desde veinte metros de altura.

Luego, observado por todos los que estaban en el vestíbulo, tomó aire y dio un paso para cruzar la línea.

Durante una fracción de segundo creí que el truco había funcionado.