Mistake ; Jeon Jungkook

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Lee Soo Yυɴ

Esta mañana cuando entraba a la escuela, Suga, se acercó a mí. Dijo que tenía que hablar conmigo. Por un momento pensé que Jungkook lo había mandado, pero no fue así.

—¿Estás segura de que nada más pasó entre ustedes? —preguntó, dudando de mi anterior respuesta. Asentí.

—Nosotros solo sa-salimos.

—Sé la clase de chico que es Jungkook, sé que era lo que quería de ti —pasé saliva, sin quitar mi ceño fruncido— Además, Jungkook ya dijo que te había lastimado, yo sólo quiero saber que tan malo fue como para que Jungkook tenga unos ánimos terribles.

—No es necesario decirlo —murmuré, soltando un suspiro— So-

—¿Que hacen aquí?

Giré un poco mi cuerpo para mirar a la persona que acababa de llegar, sintiendo mis latidos detenerse de inmediato.

No había visto a Jungkook desde el viernes, por supuesto. Aquella noche él y Jihyun me acompañaron a casa en taxi y debo decir que fue algo incómodo. Cruzamos varias miradas, pero yo al instante la apartaba, después de su abrazo no podía siquiera mirarle a la cara.

Cuando su mirada cayó sobre mí, de inmediato me giré hacia Suga, pasando saliva con dificultad.

—Estábamos hablando —respondió, la persona frente a mí.

—¿Por qué querrías hablar con ella? —le oí preguntar.

Tomé una gran bocanada de aire, y me giré completamente, comenzando a caminar.

—Quiero hablar contigo —murmuró, impidiéndome el paso. Me obligué a levantar la mirada, encontrándome solo unos segundos con sus ojos. Luego su vista viajó a su amigo y dijo— ¿Puedes dejarnos un momento?

Suga pasó por nuestro lado, dedicándome una sonrisa que correspondí de manera leve, y finalmente solo eramos Jungkook y yo en el patio.

Ya no tenía caso ir a clases, había perdido muchos minutos ya.

—Lo siento, muchísimo. Sé que utilizarte fue algo muy estúpido de mi parte, demasiado —dijo, haciendo algunos movimientos con sus manos, intentando explicarse— Pero quiero reparar ese error. Quiero estar contigo.

—Tengo miedo —murmuré, bajando la mirada a mis manos— De que... De que esto para ti solo sea algo pasajero. De que tal vez solo te sientas culpab-

—No, no es así —me interrumpió, rápidamente, acercándose a mí— Yo realmente te extraño.

—¿Que deberíamos hacer entonces? —pregunté, jugando nerviosamente con mis manos. Lo extrañaba, pero no sabía si creerle. Maldición.

—Intentarlo —respondió. Cuando levanté la mirada, para mí todo se detuvo. Solo podía oír los latidos de mi corazón de manera lenta al verlo tan cerca de mi rostro— Si tu me das la oportunidad, yo... yo prometo hacerte sentir como lo mereces.

—¿Y si tengo que mudarme otra vez? ¿Que sucederá?

—Pues iré contigo. No puedo asegurarte que estaremos juntos siempre, pero quiero estar contigo todo el tiempo posible.

—Por favor, jura que todo lo que dices es verdad —pedí, con mi voz saliendo extraña.

—Lo juro, bebé —respondió de inmediato, tomando mis mejillas entre sus manos— Cada una de las palabras que dije, son reales.

Luego, sus labios cayeron sobre los míos y olvidé todo lo que iba a decir.

Correspondí a su beso, pero no pude evitar que una solitaria lágrima se dezlisara por mi mejilla.