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jeoɴ jυɴɢ ĸooĸ

Miré atentamente cada movimiento de Sooyun desde mi cama, esperanzado de que en algún momento me prestase algo de atención.

—Anda bebé, dijimos que hoy pasaríamos tiempo juntos, sin estudiar —le hablé, causando que al fin se volteara hacia mi.

—Alguien puede entrar en cualquier momento y debo aparentar que si estoy estudiando.

—Le pondré seguro a la puerta, pero por favor ven aquí conmigo —propuse.

—¿No dejarás de insistir? —preguntó. Le sonreí de manera seductora y negué— Esta bien, pero no voy a quedarme por mucho tiempo esta vez. Mamá me regañó la vez pasada.

Asentí, y corrí a la puerta para poner el seguro. Cuando me volteé, ella ya estaba sentada esperando.

Quiero que llegue pronto el maldito día en que pueda tenerla en la cama gimiendo mi nombre.

—¿Que haremos? —preguntó, volteándose para observarme.

—No sé en realidad, solo quiero tenerte aquí para mí.

Besé su boca lentamente saboreando cada esquina de esta, acercando su cuerpo al mío y dejándome llevar por lo que en estos momentos deseaba tanto. Le quité el molesto blazer del uniforme y entre respiraciones agitadas subí su cuerpo sobre el mío.

Por segundos apartábamos nuestras bocas para recuperar aire, pero al instante volvíamos a unirlas, haciendo el beso cada vez más intenso.

Bajé mis manos a sus muslos levantando un poco su pequeña falda para subir más.

Joder, que trasero.

—Ah~

Gimió sobre mi boca y no pude evitar sonreír en medio del caliente beso.

Era el efecto que causaba en todas.

En un rápido pero no tan brusco movimiento, hice quedar su cuerpo bajo del mío, y joder, quise tomarla de inmediato al ver aquel rostro tan inocente y ardiente que se cargaba. Era la mezcla perfecta. Sus labios rojos e hinchados por el beso, su cabello algo alborotado y sus mejillas ruborizadas. Era definitivamente una buena imagen.

—Eres... Eres tan preciosa, maldición —susurré. Antes de atacar sus labios otra vez.

Sentí sus brazos rodearme la cintura y debido a eso casi dejo caer mi peso sobre ella. De inmediato rompí el beso para observarla y reí levemente.

—Lo siento —me disculpé.

Simplemente sonrió, y después de que me besara otra vez perdí la cuenta de cuantas veces nuestras bocas se habían unido en estos minutos.

—¿Jungkook?

Rompimos el beso con nuestras respiraciones agitadas y gruní cuando tuve que apartarme por completo de Sooyun.

—Ve al escritorio, y por nada del mundo te voltees —le pedí. Ella asintió con sus mejillas ruborizadas y tomando su blazer fue hasta donde le indiqué.

Me bajé de la cama acomodando mi camisa y sacudiendo un poco mi cabello para ponerlo en orden.

Solo a mamá se le ocurría interrumpir "la tutoría".

—¿Que pasa mamá? —pregunté, abriendo la puerta.

—Les traje unas galletas y algo de jugo para que coman —respondió, y agradecí interiormente al ver que la charola ocupaba sus dos manos.

Sino, se habría dado cuenta de que la puerta estaba con seguro.

—Oh, gracias —le respondí. Su mirada viajó a Sooyun y en nn susurro preguntó el porqué estaba tan callas, me encogí de hombros y dije— Le complica un poco aprender los nuevos ejercicios y no quiere reprobar el examen.

Mistake ; Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora