Rebecca apareció por la puerta y tomó asiento junto a nosotras.

-¿Me he perdido algo?

-Oh, sí. -habló Lisa-. ¡El chico con el que Bianca se subió en la limusina es Justin!

-Oh, Dios, ¿Justin? ¿Nuestro Justin?

Rodé los ojos.

-Sí, Justin. -dije. Me arrepentí a los segundos de haber dicho su nombre cuando le vi a un par de metros de nosotras junto a sus amigos. Pensé que pasarían de largo, pero Justin cogió una silla de la mesa más cercana y se sentó justo a mi lado. Se sentó en la silla de una forma tan atrayente que le tuve que mirar aunque no quisiese, después me contempló con el gesto torcido. Todo en él me provocaba, y supe que debía de dejar de mirarle si no quería perder la cordura.

-Vaya, para querer ignorarme no paras de decir mi nombre. ¿Debo preocuparme? ¿O aparte de colarte en mi limusina también me persigues en mi instituto? -se mofó.

Tensé la mandíbula.

Al parecer Lisa y Rebecca pertenecían al grupo de Justin, o sea que eran amigos. Cosa que no me agradó, eso significaba que le iba a tener que aguantar también fuera de clase. Apoyó un brazo sobre la mesa y me contempló, viendo divertida la situación. Todo en él me provocaba algún extraño escalofrío que prefería evitar. Su físico incitaba a todo menos a pensar con cordura y su rostro... Era asombrosamente guapo. Como pensé, él seguía siendo el más guapo de los Bieber.

-Bueno, Bianca, no he tenido el placer de presentarme. Soy Ryan Butler, y no sé si te acordarás de mí, pero yo de ti sí. -sonreí abiertamente hacía él.

-Como olvidar cuando me castigaban por tu culpa. -me reí-. Bianca Endell. -dije.

-Es un gusto verte de nuevo. -sonrió de lado, dándole una rápida mirada a Justin, el cual alzaba una ceja mirándonos.

-¿Os conocéis? -preguntó Rebecca.

-Nuestros padres veraneaban juntos cuando eramos pequeños. -dijo Ryan.

Vi en Justin un gesto de sorpresa, seguramente él acababa de acordarse de mí, pero decidió no comentarlo, mientras me examinaba con la mirada.

Rebecca y Lisa empezaron a reírse ante una historia que les estaba contando Ryan -: Y entonces Justin y yo la encerramos en el baño -se rió-. Bianca estuvo pataleando toda la tarde. Y este y yo no parábamos de descojonarnos.

Me reí junto a ellos.

-Da gusto tener tu presencia, anhelaba un poquito de cordialidad masculina por aquí. -dije, indirectamente.

-Que dramática eres. -dijo Justin, dándose por aludido.

-Y tú que imbécil.

Miró mis ojos, y después mis labios. Por un momento me sentí cohibida, sentí que no había nadie más en esa cafetería. Me hubiera gustado saber que pasaba por su cabeza en esos momentos. Me miraba tan intensamente que hasta contenía mi respiración.

Observé detenidamente su rostro. Su mirada miel te incitaba a mirarle siempre, atrapándote. Su nariz era perfecta y sus labios lo suficientemente carnosos como para ser los labios más tentadores que había visto hasta ahora. Por un instante dejé de pensar en lo irritante que era.

Saqué mis apuntes e intenté ignorarle. Él seguía contenplandome.

-Te he visto resolver ese ejercicio en la pizarra. Eres toda una empollona. -su mirada se fue hacía mi camisa-. No lo hubiera imaginado nunca.

Intentó intimidarme con la mirada, y lo consiguió, pero no lo mostré.

-¿Que me dirías si te dijera que, en realidad, pareces la típica niñata consentida, que se lo tiene demasiado creído físicamente hablando, pero, que realmente, luego no tiene ni una pizca de cultura e inteligencia?

Intentaba provocarme, ofenderme, y lo estaba consiguiendo. Y no entendía por qué, es decir, ¿por qué me odiaba de aquella forma? Yo sí que tenía razones para estar molesta con él: me había engañado el sábado en su propia limusina, sin detenerme aún sabiendo que no era la mía, y aún más, me había abandonado en medio de una calle lejana. Sin embargo él... ¿cuales eran sus motivos para comportarse así?

Estaba frustrada e irritada.

-La buena apariencia física no esta atada a la inteligencia. Por suerte, yo, no carezco de ninguna de ellas. -hablé clara y sutilmente, mordiéndome el labio al final, sabiendo que él lo observaba. Pude ver el deseo y la impotencia mezclado en sus ojos-. También te diría que eres un completo gilipollas y, por supuesto, el menos indicado para hablar de inteligencia o cultura. Viendo tu inmaduro comportamiento en clase me demuestras la... -le miré, fijamente-, poca inteligencia que tienes.

Sonó el timbre y, tras un par de segundos, me deshice de su mirada.

Justin se levantó de su asiento y derramó toda su bebida sobre mis deberes, salpicándome las ultimas gotas en la camisa.

-¿¡Que mierdas esta haciendo imbécil!? ¡Ha sido a propósito! -le grité, sin ser escandalosa. Le quité la bebida de las manos y la tiré al suelo. Me dio una mirada cínica y se fue de allí, sin ni siquiera intentar disculparse-. ¡Pero de que vas!

Caminé detrás de él, mientras toda la cafetería observaba expectante.

-¿No sabes lo que es una disculpa? Sabía que tenías poca inteligencia, pero no tan poca. -pregunté, con una seguridad que realmente no existía.

Él comenzó a negar lentamente con la cabeza.

-No creo que seas merecedora de una de mis disculpas. No se las doy a todo el mundo querida. -me enfrentó desafiante.

Me tomó unos segundos dirigir sus palabras. Era un completo capullo.

-No es de inteligencia de lo único que careces. -espeté, jugando a su mismo juego de provocación irritadora.

Se acercó, pegando su mandíbula en mi mejilla.

-Tú no tienes mi disculpa, que es lo único para lo que me has seguido.

-No me intimidas con tu fachada de chulo y descarado. Que lo sepas.

Volvió a rozar su mandíbula con mi mejilla.

-Lo único que sé es que me duele la cabeza de escucharte. -me habló como si fuera gilipollas.

-¡No te dolería se dejaras de molestarme! -le grité, ofendida por su comentario.

Lisa llegó a mi lado y me apartó de él.

-Justin, ya, déjala. -le dijo. Este sonrió desganado hacía ella y le guiñó un ojo antes de irse.

No entendía como Lisa y Rebecca lo soportaban, y aún más, se llevaban bien con él.

Cuando sonó el ultimo timbre del día recogí mis cosas y salí a paso rápido de clase. Estaba siendo un absoluto día de mierda y no quería intercambiar más palabras con Justin.

-¡Bianca! ¡Espera! -Lisa me alcanzó-. Cuanta prisa tienes. -me dijo agitada.

-Quiero salir ya de aquí y no encontrarme a Justin más, por Dios. -dije.

Ella hizo una mueca.

-Vamos, relájate, él no es tan capullo como crees.

Decidí no contestar su comentario, puesto que yo pensaba muy diferente.

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(Multimédia foto de Justin)

Alkhjasdlkjfk, este capítulo, personalmente me encanta aw. Creo que es un gran avance, la verdad, han pasado muchas cosas. Yo titularia este capítulo como: "El principio del gran desastre." JAJAJAJA... sacar vuestras propias conclusiones.

¡¡Decirme vuestra parte favorita o simplemente dejarme un comentario con vuestra opinión, pls!!

Love you.


Love in New York. {Justin Bieber}Where stories live. Discover now