εννέα

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Me senté en el suelo exhausta, me dolían partes del cuerpo que no sabía que podían doler pero en especial me habian vuelto a doler las costillas y eso era algo que me preocupaba.No me dolían desde hace varios días y luego del golpe que me dió esa maldita Esfinge habían vuelto a molestarme con mayor fuerza que la primera vez.

Nos habían atacado media docena de Esfinges en la madrugada, me había tocado estar a mi de guardia y ambos chicos estaban profundamente dormidos, al escuchar mi grito cuando la primera Esfinge me atacó se despertaron y solo Chris se puso a combatir ya que a Alex aún le costaba caminar, pero desde su lugar se había defendido demasiado bien con su espada y daga.

Ellos habían recibido un par de rasguños superficiales, nada que pueda afectarles, pero yo sentía como si me hubieran quebrado las costillas de nuevo y luego me las hubieran vuelto a quebrar era un dolor realmente insoportable.

- Tienes cara de sufrimiento - dijo Alex mientras se cambiaba el vendaje de su pie arrancando otro pedazo de pantalón, si seguía así iba a quedarse sin pantalones pronto.

- Estoy..bien - dije duramente intentando no mostrar ni una gota de sentimientos y el negó.

- Como me dijiste a mi la otra noche, no estás bien ni para respirar.

Chris volvió de entre la oscuridad, había ido a revisar el territorio para saber si estabamos seguros, al ver mi rostro pálido y con el ceño fruncido se acercó con preocupación hasta mi.

- ¿Que sucede? - preguntó arrodillandose a mi lado.

- Nada.

- No te creo.

- ¡Que estoy bien! - dije algo enojada y nerviosa pero no por ellos sino por el maldito dolor que agotaba mi poca paciencia.

- Relaja tus manos - pidió con tranquilidad y puso las suyas sobre cada una de las mías relajando la presión que hacían ellas sobre mi piel, las palmas de mi mano goteaban sangre y mis uñas estaba llenas del líquido rojo.

- Yo.. - el negó con la cabeza dandome a entender que no hacía falta que explique nada y con su remera limpió todo rastro se sangre que se hallaba en mis palmas.

Desde que tenía alrededor de unos siete u ochp años controlaba el dolor y la ira de esa forma, me negaba a sentir algún tipo de sentimiento similar y clavaba mis uñas en la palma de mis manos para que ese dolor me haga olvidar del verdadero dolor que sentía.No lo hacía apropósito ya me había acostumbrado, era como una manía que tenía y lo hacia inconscientemente.

Luego de que Chris haya limpiado las palmas de mis manos se sentó a mi lado y me pidió que durmiera en su pecho, que necesitaba descansar después de de haber luchado tanto.Asentí y me acomode en su pecho, Alex seguía muy ocupado con su pie y hacia como sino hubiera visto nada pero lo conocía lo suficiente para saber que el estaba atento a todo lo que decíamos pero no me preocupaba en absoluto porque sabía muy bien quien era el.

Minutos después mis ojos se cerraban solos del cansancio que tenía.

[...]

- Chris..chist..Olimpia - sentí que me movian y me desperté al igual que el castaño que tenía su brazo alrededor de mi y su barbilla apoyada en mi cabeza.

- ¿Pasa algo? - dijo molesto Christopher y Alex negó, estaba frente nuestro parado ¡Parado con un agujero en el pie!

- Te sientas ya mismo Alexander - dije enojada señalando el suelo y el me hizo caso diciendo algo por lo bajo que no llegue a oir.

- Ni mi padre me manda así - sentí la risa ronca del chico que aún me abrazaba retumbar en su pecho.

- Olimpia tiene eso de mamá protectora pero a la vez puede cortarte en pedacitos sino haces lo que quiere o puede demostrarte todo su amor con una simple acción - dijo Chris y sentí como una especie de pinchazo en mi pecho por lo último que había dicho.

La hija de HadesWhere stories live. Discover now