VEINTINUEVE

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Ni siquiera alcancé a procesar la pregunta cuando sentí sus labios sobre los míos.

¿Estaba soñando?

Lo dudo, porque tenía mis ojos bien abiertos y notaba a la perfección su carita preciosa frente a mí. Él tenía los ojos cerrados; una de sus manos había subido hasta mi cintura y me mantenía tan presionada contra él que podía sentir los latidos de su corazón contra mi pecho, mientras que su otra mano se mantenía sujeta a mi muslo.

Estábamos debajo del agua, pero a pesar de eso sentía como su tacto me quemaba la piel.

¿Cómo agarré tanto vuelo?

¡Hueona, avíspate!

Ah, verdad.

Saqué todo pensamiento de mi cabeza, cerré los ojos y simplemente me dejé llevar.

Sus labios se sentían suaves, pero su beso no estaba siendo para nada de esa forma. Era agresivo y necesitado, como que si estuviera reclamando alguna hueá.

Pasé una mano por su pelo mientras que la otra la mantenía en la base de su nuca, no quería parar, pero ya estaba sintiendo que me faltaba la respiración.

Igual poco me importaba.

Morir comiéndome a un mino así de rico podría ser una forma demasiado bacán de dejar este mundo.

Definitivamente el mejor beso que me han dado en toda la vida.

Entonces de la nada me acordé de lo que me había dicho mi hermana antes de salir de la casa: «Ten cuidado, hueona. Acuérdate que ese culiao es terrible fértil.»

Una bendición más, una bendición menos.

¿Cuál es el drama? al menos yo ya cachaba que era un súper buen papá.

Inevitablemente sonreí por lo hueón de mi pensamiento, lo que me hizo detener el beso.

Sus cejas se fruncieron en confusión, relamió sus labios y luego abrió la boca pa' decirme algo, sin embargo, no le permití emitir palabra ya que sin hacerme esperar volví a presionar mis labios sobre los suyos.

Fácilmente podía acostumbrarme a eso.

Honestamente tenía las sendas ganas de meterle la lengua hasta la garganta. Lo malo era que él no parecía el tipo de mino que hacía eso en un primer beso y yo tampoco lo quería espantar con mi necesidad de comérmelo entero.

Ah, pero es que hueón, pónganse en mi lugar. Imaginen tener a un mino así de rico frente a ti y más encima estar sirviéndotelo. Dan ganas de llevarlo a lo oscurito sin pensar ¿sí o no?

Era una sensación brígida ¿saben?

Hasta que el muy maldito dio por terminado el beso dejándome como ahueoná.

Estuve a casi nada de reclamar, sin embargo, recordé la existencia de mi dignidad.

¿Cómo se supone que iba a vivir ahora?

Me sonrió y luego inclinó su cara pa' dejar un besito pequeño sobre mis labios. Soltó el agarre que tenía en mi cuerpo y cuando ya estuvimos separados me tomó de la mano para caminar hacia la orilla de la piscina.

Oye, no entiendo...

Calmao ¿íbamos a tirar? porque yo feliz.

Ayuda, estoy convirtiéndome en mi hermana.

Al estar ya afuera del agua, me estrujé el pelo tratando de dejarlo lo menos mojado posible y luego me lo tiré todo hacia atrás.

—¿Por qué salimos? —no pude evitar preguntar.

PAPI MECHÓN (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora