VEINTICUATRO

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Pene.

No me importaba nada de lo que se dijeran o hicieran los dos hueones, yo me iba a ir la chucha. Allá ellos si se comían o algo así, me importaba tres hectáreas de pico.

"No diga eso, el pico es muy importante".

¡Ah, meme culiao!
Vieja culiá, igual me caía mal.

Todos me caían mal.

Y no, no estoy enojada.

Inhalé y retuve la mayor cantidad de aire que pude en mis pulmones para luego contar hasta diez mientras lo botaba fuera de mi cuerpo.

Lo pensé.

Pero era imposible aguantar más tiempo ahí, así que simplemente me levanté del sillón.

—Tengo que irme —avisé a lo chora, aunque internamente con un poco de miedo de que ninguno me pescara— después hablamos.

El primero en mirarme fue el Vicente, imitó mi acción y frunció sus cejas mirándome.

—Todavía no conversamos.

Tidivii ni cinvirsimis.

¿Y este rato que es lo que han estado haciendo, Vicente? Está bien que quieran seguir hablando, pero yo no tengo nada que ver y por eso mismo me voy po, ahueonao.

—Estoy diciendo que me voy yo —le aclaré, tratando de no ponerme bélica— no la Vale.

—Y yo estoy hablando de tú y yo.

Tú y yo. Sonaba bonito.

—Ah... —fue lo único que pude decir.

¿No hablaba de él y la Valeria entonces?

Pensaba que se refería a que todavía no terminaba de hablar con su nueva mejor amiga por siempre.

—¿Qué? —le pregunté cuando noté que estaba sonriendo.

—Nada. —me contestó entretenido. ¿Qué era tan chistoso por la chucha?— ¿de qué querías hablar conmigo?

—Ah, eso.

Ni siquiera sabía cómo empezar a hablar de un tema tan delicado.

¿Qué pasaba si escuchaba la Martina?

Hasta el momento no se había aparecido, pero probablemente era porque estaba durmiendo.

Según lo que me había contado el papi rico, su bendición se dormía alrededor de las siete de la tarde y se despertaba al otro día más o menos a la misma hora, si es que no antes.

Sonaba horrible.

—¿Y? —insistió cuando cachó que yo no empezaba a hablar.

—Es que es un tema delicado. —opté por decirle.

Era bueno empezar advirtiéndole.

Por un instante no dijo nada y luego asintiendo con la cabeza se dio la vuelta a mirar a mi mejor amiga.

—Tengo que hablar un tema con la Maite. —le avisó— ¿podríai esperarla afuera? Igual no tengo nada más qué decirte de la carrera que no puedes buscar tú misma en internet.

Entreabrí los labios.

La Vale me iba a matar por interrumpir su conversación, aunque obviamente luego de que yo la matara a ella por ser tan pelá.

Aunque eso no tenga sentido.

—Sí, tranqui. —ella asintió con la cabeza mientras se levantaba del sillón con una sonrisa amplia en la cara. No parecía enojada— vi una galería cerca de aquí, me voy a dar una vuelta. Cuando estés lista avísame ¿ya?

PAPI MECHÓN (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora