Primera parte

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Nota: ¡Advertencia! Esta novela está siendo corregida.

Los latidos de su corazón habían aumentado el ritmo y éste parecía querer escapar de su prisión de carne. El sudor perlaba su frente, provocando que su cabello oscuro se pegara a ella. Su mente estaba en blanco y sólo había dado una orden a sus piernas: correr. No podía ver nada, la oscuridad era absoluta bajo aquellos tupidos árboles que encerraban la luna, apartándola lejos; pero ni por un instante pensó en detenerse, ni siquiera cuando tropezó con la rama de un árbol. Los pasos aún se oían a su espalda y el pánico invadía sus sentidos... Sabía que la muerte estaba al acecho en las tinieblas del infierno nocturno y la única salvación era la huida. La memoria le jugó una mala pasada trayéndole un recuerdo... Pensó en el viejo ciego del hotel... en las palabras que habían salido de su garganta:

"No entres al bosque Wekufe. Alimañas se ocultan en la penumbra de sus sombras... ¡Criaturas del demonio por doquier! No saldrás con vida de él."... "Le agrada como la sangre fresca lo revive. ¿Comprendes? ¡Vive! ¡Vive!"

Se había reído de él, pero ya era tarde para lamentarlo... Y sí, el bosque maldito parecía respirar vida. Las ramas de los árboles se extendían bajo la tierra y salían a la superficie como víboras, traicionando sus pasos, intentando provocar una caída. Eran cómplices de la muerte.

¡Debía escapar! ¡Debía escapar!

¡Debía escapar! ¡Debía escapar!

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Esta historia está situada en la región de "El Bolsón", provincia de Río Negro, Argentina. Sin embargo, el bosque mencionado y sus protagonistas son producto de mi imaginación y cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.


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