Virtudes y Desgracias ||Especial||

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    Especial de Navidad Sterek. Capítulo situado en algún momento de la historia. No afecta a la trama principal.

     Disfruten ^^.
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     La vida era una vorágine de virtudes mezcladas con desgracias de manera homogénea.

     No podías saber con certeza si lo que te pasaba era por algo bueno o algo malo; o en el caso más práctico, no sabías que tipo de beneficio te podía otorgar al momento de emplearla.

     Sólo tenías una plena certeza. Y es que lo que sucedía, no podías cambiarlo.

     Eso lo había aprendido Derek a muy temprana edad. Más cuando terminas dándote cuenta que todos tu familia se vio reducida a cenizas y lamentos desgarradores. Él comprendió que por más que tratara de desear y vengar a su familia, nunca iba a hacer que ellos regresaran a su vida. Tal vez esa era la única vez que pudo diferenciar la virtud de la desgracia con mayor facilidad.

     Después de eso, sus días se volvieron vacíos y monótonos en una ciudad que le era totalmente ajena. En donde poco a poco comenzó a encerrar dentro de sí muchas cosas buenas y cosas malas; en donde reprimió parte de su naturaleza, y en donde dejó atrás todo lo que le era importante realmente.

     Tal vez eso fue una desgracia; sólo que venía disfrazada de virtud. Porque olvidar nunca es bueno. Porque al final no sabes que estás haciendo, o por qué lo estás haciendo. Olvidar es la verdadera muerte. El olvido es la verdadera forma de borrar la existencia de algo de la faz de la tierra.

      Y Derek lo sabía; sólo que, quiso obviarlo y alejar el molesto pensamiento como si no fuera más que una molesta voz que lo atormentaba en sus momentos tensos.

     Lo más curioso, es que esa voz se hacía más constante en las fechas navideñas; en donde su familia acostumbraba a unirse y repartir cariño. Lo más seguro, o por lo menos, lo más probable era que eso fuera el motivo por el cual no le gustaba la Navidad.

     A sus hermanas les encantaba esa fecha. Era como finalmente el momento más alegre del año; en donde por fin podían ver a sus parientes lejanos y sentir el olor del pavo esparcido por toda la casa; donde sus primos llegaban de todas partes del país le enseñaban nuevos trucos para cuándo llegara la luna llena. Pero lo mejor, era cuando las familias se unían en una sola.

     Porque la familia Hale no era la única que entraba en la mansión en las fiestas decembrinas.

     Derek se arrepentiría más tarde de olvidar la hermosa sonrisa y la expresión soñadora de Stiles cuando entraba a la mansión Hale y conseguía el árbol de Navidad decorado con todos los adornos que él, Scott y Cora habían hecho en clase de artes plásticas.

     Esa fue una virtud de la vida en su momento: la felicidad de su alma gemela. Y lo seguía siendo; sólo que Derek era un poco más terco para admitirlo.

    En ese momento, Derek apenas y recordaba que la nieve no caía en Beacon Hills; y que los primeros copos que sintió fue cuando viajó a New York con Laura para escapar de todo. A Derek no le gustó el frío de esa ciudad; aunque seguramente era por la añoranza a la calidez de su hogar en el territorio de su manada.

   Pero ahora; que había llegado a Beacon Hills con Laura, y por fin podía recordar unos que otros fragmentos de sus recuerdos, entendió que la desgracia disfrazada se había ido. Mientras estaba rodeado de las risas de su hermana por las anécdotas de Stiles, comprendió que se había perdido de mucho; y que el calor que tanto añoró por tanto tiempo, finalmente había regresado.

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