Lobito Amargado

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     Los días pasaron desde que Derek junto a Laura habían conseguido regresar a su antiguo hogar.

    El sitio en donde estaban durmiendo era acogedor; aunque vacío y carente de esa calidez que extrañaban. Peter hacía todo lo posible para obviar algunas cosas; no mencionaba nombres, ni sucesos, ni mucho menos hacia ademanes de revivir los recuerdos; en cambio, miraba hacia el futuro, aspirando el orden de los nuevos chicos en la manada. Porque eso es lo que eran, o al menos aspiraban ser; una nueva manada.

    Ninguno de ellos sabía quien había mordido a los chicos. Buscaban día y noche por el bosque; en busca de algunas pistas que seguir o indicios que descubrir. Derek seguía las órdenes de Laura inconsciente; ella podía pedirle que saltara, y él preguntaba qué tan alto. Y estaba bien. Después de tanto tiempo estaba satisfecho con algo.

    Y como Laura era el alfa de la manada Hale, estaba cada día más convencida de que debía buscar su propio hogar —o casa, en su defecto—, en donde vivir con Derek. No es que estuviera rechazando la amabilidad de Peter, pero eran instintos a los cuales no podía huirle.

    Peter entendió, y de buena manera ayudó a sus sobrinos a buscar su propio sitio. Derek esta vez estaba buscando por su lado; y encontró un loft que se adaptaba a todas las necesidades que podían desarrollar en el futuro. Era espacioso, con unas cuantas habitaciones, y sobre todo, estaba aislado de los vecinos estratégicamente.

    Podría pasar las noches de luna llena sin problema entre esas paredes. Entonces, cuando estuvieron todos de acuerdo; Peter ayudó a sus sobrinos con la movilización de su bienes heredados de la antigua matriarca Hale, los que le tocaba con herencia. Probablemente esa fue la única vez en esos días en donde Peter habló en voz alta de su hermana.

    Debajo de toda esa ironía, aún guardaba sus recuerdos sobre Talía. Aún la recordaba con cariño.

    Luego, después de unos cuantos papeleos y burocracia aparentemente interminable; los hermanos Hale tenían acceso a los bienes antiguos de la manada. Con ello pudieron comprar el loft casi inmediatamente; por ende, la mudanza fue más rápida.

    Ahora, después de todo el ajetreo, Laura miraba a Derek fijamente. Éste estaba leyendo una novela que le había recomendado Stiles, la cual lo tenía cautivado desde hacía días; de repente, sintió la picosa mirada de su hermana mayor sobre él. Con un suspiro interrumpió su lectura para encararla. Algo se traía la chica entre manos, aunque no sabía si era un plan del cual quisiera enterarse.

— ¿Necesitas algo? —Laura siguió observándolo; parecía buscar un detalle extraño en Derek, como si algo estuviera faltando o al contrario, como si hubiera algo nuevo— No volveré a explorar el bosque a las tres de la mañana; la policía empieza a sospechar de mí y Stiles no puede cubrirme por siempre.

    Laura sonrió enigmática. Pareció encontrar aquello que buscaba.

—Así que Stiles es tu socio de travesuras —el tono jocoso de Laura le hizo colocar los ojos en blanco a Derek. Ahí iba otra vez su "sabia" alfa— ¿Cuando lo invitarás al loft para entrenar correctamente? La estación abandona del subterráneo no es un lugar adecuado para llevar a tus visitas; mucho menos para entrenar a un cachorro inquieto.

    Era cierto.

—Y la razón para tener el loft es para entrenar —Derek asintió. Eso era cierto también. Pero no quería darle la razón a Laura; soportar esa mirada de superioridad le daba migraña; y tener migraña siendo un hombre lobo era algo de lo cual debía preocuparse, aunque sea un poco.

—Ellos no son parte oficialmente de la manada, y sabes que traerlos hasta aquí puede aumentar tu autoridad —Derek respondió después de un rato. No había mentiras en su afirmación; pero tampoco era totalmente cierta. Y de paso, Derek sentía que estaba traicionando a Stiles al no considerarlo parte de la manada— No es bueno provocarlos, ni a ti.

Huellas ||Sterek||Where stories live. Discover now