La historia con Derek

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Stiles no hallaba como limpiar la sangre de las sábanas ni del suelo.

Su padre estaba a punto de llegar y él tenía un desastre en su habitación digno de una escena del crimen.

Había sangre en su cama, en donde se recostó a tomar unos minutos de reflexión, y en el suelo, donde había caído las gotas. Stiles era sumamente inteligente, atento y sobretodo, no era idiota; pero aún así, no se explicaba como no se había dado cuenta de que su brazo sangraba.

Durante la salida extravagante con los chicos, ellos se encontraron a Derek en la calle. Scott estaba dopado con la presencia de Allison como para olvidar el mismísimo nombre de su mamá, por lo que no le extrañó que no hubiera notado a Derek; pero Jackson y Lydia estaban lo suficientemente incómodos en presencia del otro, por lo que estaban pendientes de cualquier otra cosa que no fuera ellos mismos.

Jackson notó inmediatamente como la mirada de Stiles se desvió a la presencia del tipo varonil y atractivo de la calle; y Lydia fue lo suficientemente perspicaz como para seguir la línea del pensamiento de los miembros del grupo que no estaban siendo empalagosos. Stiles simplemente no podía delatar a Derek; por lo que optó no reconocerlo y hacer como si no existiera.

Lógicamente, eso tuvo sus consecuencias.

— ¡Ahg, maldita sea! —Stiles lanzó la sábana al suelo y comenzó a limpiar la sangre del piso con ella. Estaba enfrascado en su molestia, que no se dio cuenta que con cada movimiento brusco, la herida se abría más y más— ¡Soy un imbécil! ¡Soy un completo estúpido e imbécil!

Una de las tantas cosas que Claudia le enseñó a Stiles antes de dejar el mundo, era las manifestaciones que podrían surgir en la piel de las personas con compañeros predestinados. La mayoría de esas manifestaciones las había sentido ya; no se preocupaba por ello, puesto que significaba que iba por buen camino. Pero sangrar no entraba en sus planes.

Según las palabras de Claudia; cuando un nombre empieza a sangrar, significa que el alma —o al menos el inconsciente— siente el rechazo del vínculo. Ese vínculo es tan delicado cuando apenas se está creando; en especial por la contraparte que recién empieza a grabarse las letras. Al más simple estímulo, el nombre reacciona como si estuviera pasando el evento más grande del siglo.

Cuando se rozaban las pieles, o habían intercambio de sentimientos; la marca del nombre vibraba con emoción, y habían corrientazos a lo largo del cuerpo que podía causar estragos muy peculiares. Stiles, en lo personal, después del corrientazo el nombre se enrojecía y se hinchaba; dolía, pero era como un dolor llevadero y hasta placentero. Eso sucedió más seguido después de encontrarse con Derek —luego de esos seis años— en la casa de Peter.

Pero ahora, que había un pozo de sangre en el suelo; Stiles comprendió que no debió haber negado a Derek.

¡Y es que no lo negó! Al menos, no complemente. Sólo evitó dar cualquier indicio de que se conocían.

—Eso suena a negar —Stiles gritó. No había escuchado llegar a su papá— ¿Es por eso que sangras?

— ¡No es lo que tú crees! —el chico escondió su reguero de manera desastrosa ante los ojos de su padre. Noah Stilinski podía ser catalogado en muchas cosas; pero ninguna de esas cosas lo incluían en ser un estúpido— ¡Solo me corté cuando trataba de...! Bueno... No es lo que tú crees —Stiles terminó con la voz baja mientras evitaba mirar el gesto de confusión de su padre— Hay una explicación para eso.

— ¿Y qué es lo que tú crees que yo creo? —Noah entró a la habitación de su hijo y comenzó a buscar el kit de emergencia para curar las heridas. Stiles desistió en su intento de ocultar la sangre y suspiró derrotado.

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