Un secreto

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    Había muy pocas cosas de las cuales Derek Hale se avergonzaba. Comenzando con el hecho de haber dejado entrar en su vida a Kate y dejar que se la destrozara como si no hubiera sido más que una frágil ventana; al menos podría echarle la culpa al dolor que tenía en ese momento por la pérdida y desconsuelo, que se encargó de sedarle todos los sentidos.

    Sin embargo, en ese momento, uno de los mayores bochornos que tenía era su ignorancia. Se pasó la mayoría de su niñez haciendo caso omiso a las enseñanzas de su madre en lo que respectaba al tema de las almas predestinadas; a él le gustaban más las historias de la manada y como su linaje se extendía a través del tiempo. Pero prestó la suficiente atención como para comprender, que si tenías un nombre en tu piel, otra persona tendría que tener el tuyo en la suya.

     Eso tal vez fuera sencillo de asimilar. Como explicarle a alguien que si planta una semilla y la cuida, existe la posibilidad de que salga una planta de ahí.

    Lo difícil era asimilar lo que Derek estaba viendo en ese momento.

     ¿Cómo era posible que Stiles tuviera las primeras letras de su nombre en su piel?

    Bien, bien. El pánico no era una buena idea en estas situaciones; Beacon Hills era muy grande como para que él fuera el único chico llamado Derek. Bien, él respiró un poco calmado ante ese pensamiento, pero después cayó en cuenta que era el mismo sitio en donde tenía ese nombre raro e impronunciable.

—Der, al fin llegaste. Tu cena se enfrió y te toca a ti calentarla —la voz de Laura se escuchó por el loft, al parecer estaba bajando las escaleras de caracol. Derek salió de sus debates internos y prestó atención a su hermana, quien ya estaba preparada para dormir— Fuiste grosero al no presentarte en la cena; y desafiaste abiertamente una orden de tu alfa.

     Los ojos usualmente calmados de Laura refulgieron momentáneamente en un rojo brillante. Sin embargo, no llegó a mucho con la intimidación, puesto que su vista se vio atraída a lo que observaba Derek.

    Para ser un chico que se envolvía en varias capas de ropa; Stiles dormía ligero. En ese momento, cuando estaba en el profundo mundo de los sueños, se veía más calmado que cuando estaba despierto; su rostro se veía liso y suave, mientras que su respiración era acompasada y marchaba al compás de sus palpitaciones. Esa vez, sólo tenía puesto una camisa negra, y el resto de las prendas se acomodaron haciéndole una almohada en donde reposaba su cabeza. La sábana sólo cubría la mitad de su pecho mientras que sus brazos descansaban al borde de esta. Ahí, en la parte derecha de su antebrazo, justamente centrado, se encontraban tres letras pequeñas pero legibles.

«DER»

— ¿Sabías sobre esto? —Laura se unió a Derek y observó al chico dormir. Ahora entendía por qué no se quitaba la sudadera cuando estaban en reuniones o cosas por el estilo. Derek negó; estaba más que sorprendido con esto— ¿Ahí no es en donde tienes el nombre?

Derek asintió, y de repente necesitó un asiento antes de caerse directo al suelo. Era tan inverosímil que este tipo de cosas le ocurrieran, y justo en ese momento.

—Oh, qué bien, porque yo sí. Es tiempo de que tengamos una charla —Laura caminó hasta la cocina con Derek pisándole los talones; estaba más que confundido y notablemente enojado— Creo que querrás sentarte para esto.

    Derek tomó asiento, en una de las sillas atravesadas que dejaban ahí justamente para ello; para tener conversaciones en la cocina mientras que Laura cocinaba —porque no dejaba a Derek tocar la cocina sin supervisión. Tal vez quien cocinaba mejor entre ellos era él, pero la hermana mayor le gustaba tener la última palabra sobre todo; y pues, Derek también era un fanático de los desayunos de Laura.

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