30. Conspiraciones universales

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30. Conspiraciones universales

Stiles

Son las tres y media de la tarde cuando llego al campo de futbol para esperar a Mckenzie. Desde que llego al lugar donde Newton siempre toma asiento para estudiar, puedo ver a los chicos caminando hacia los vestidores, entre ellos mi cuerpo junto a Nathan.

¿Nathan?

Meto el folleto de hojas a la mochila a como dé lugar y me encamino a paso lento para tomar asiento, ansioso por saber por qué coño mi mejor amigo de pronto parece haber cambiado de opinión y decidiera juntarse con Mckenzie en mi cuerpo. Admito que la incomodidad me empieza abrumar porque Nathan no sabe que yo ya le dije a Mckenzie que ella le gusta, aunque vamos, eso es más que obvio, bueno, al menos para mí es obvio.

—¿Estás bien? —escucho una voz conocida detrás de mí. Me vuelvo en el puesto para encontrarme con la chica que menos esperaba que entablara una conversación con Newton.

—¿Violet? —digo su nombre con repentina sorpresa. La chica camina lentamente hacia mí y se sienta a mi lado. Su cabello rubio platinado está perfectamente hecho en una cola de cabello, sus ojos grises recorren el perímetro y caen en el campo, donde los chicos están entrando a los vestidores. Ella se relame sus labios pintados de rojo y me vuelve a observar.

—¿Esperas a Stiles? —inquiere. Me quedo callado. Vale, he percibido la imagen y toda su personalidad desde los ojos de un chico y es realmente agradable, pero no lo parece tanto ahora que estoy en el cuerpo de una chica—. ¿O a Nathan?

—No, yo sólo... —empiezo, pero la duda se cuela en mi cabeza de manera fugaz—. ¿Por qué crees exactamente que a ellos?

—No importa. —sonríe de pronto, mostrando su dentadura perfecta—. Quiero hacerte una invitación a la fiesta en El Club Hyland mañana. Por favor, ven, te vas a divertir. —ella rápidamente se pone de pie y camina hacia su grupo de amigas que no había notado hasta ahora. Observo su cuerpo por un instante, se ve realmente sexy en su uniforme de porrista. Veo como las chicas a su alrededor se me quedan viendo y luego hablan en susurros, Violet se vuelve en el puesto para observarme, guiñarme un ojo y tirar un beso imaginario en mi dirección. Sonrío un poco, pero me recompongo cuando veo que sueltan una carcajada y retoman su camino.

Mi ceño está fruncido mientras observo como se alejan hasta que de pronto siento una mano en mi hombro que me hace respingar y volverme en el puesto para encontrarme con la rubia de ojos verdes, compañera del grupo de la biblioteca de Mckenzie. Viene con el morral casi cayéndose de su hombro, un vaso de café en la mano y con la otra recomponiéndose las gafas. ¿Quién coño toma café a esta hora del día? ¡Claro, esta señorita!

—Lo siento, yo sólo vengo a decirte que nos reuniremos el miércoles para tener una mini prueba. —habla luego de sentarse a mi lado.

—¿Quieren que me aprenda todo esto en cinco días? —inquiero con seriedad porque realmente no me siento nada bien ni capacitado para meterme tanta información de un sopetón en la cabeza.

—Tranquila, la competencia es el veintinueve de este mes, tienes mucho tiempo para estudiar y además, tienes un bonus porque realmente eres muy buena. —ella da un sorbo a su café mientras tiene la vista al frente. Me percato de su mirada cuando yo también le pongo atención a mi cuerpo y a mi mejor amigo—. ¿Ellos vienen hacia acá? —pregunta quitando de un arrebato el vaso de su boca.

—Así parece. —aseguro. Me parece muy mala idea que nos vean a los tres juntos, más a Mckenzie y a mí sin querer matarnos como usualmente lo hacemos—. O no. —sugiero, pero definitivamente ellos vienen hacia acá.

Este cuerpo no es mío ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora