6. No perder lazos de amistad

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6. No perder lazos de amistad.

Stiles

Lo más cómodo que encontré en el guardarropa de la señorita Knyazeva fue un conjunto deportivo, además me lo he traído puesto porque no pienso usar faldas de señora o esas blusas en las que casi muestro lo senos, por suerte Mckenzie no usa faldas, pero sí blusas escotadas, aunque son pocas. Nunca en mi vida había imaginado a Mckenzie desnuda y realmente ahora que estoy en su cuerpo y podría hacer lo quiera con ella, me es tétrico y de verdad no me interesa toquetearme o verme al espejo. Nunca he pensando en Mckenzie de esa manera, siempre he puesto nuestra rivalidad ante todo y esta no es una excepción.

—Faltan dos minutos para entregar las hojas de trabajo —anuncia la profesora Biolo, viendo su reloj de mano.

—Hemos terminado hace veinte minutos y estoy empezando a desesperarme —dice Mckenzie a mi lado, con la vista clavada en el reloj de pared, arriba de la pizarra—. No puedo creer que todos éstos sean tan inútiles.

—No son inútiles, pasa que tú eres una sabelotodo insufrible —le espeto con mala cara.

—Muy gracioso, Shakespeare —me sonríe a la fuerza y luego baja la vista a mis piernas—. Dios mío, Stiles, cierra las piernas, las señoritas refinadas se sientan como deben.

—Lis siñiritis rifinidis si siintin cimi dibin —alzo las manos para darle más énfasis a mi burla.

—Eres un idiota, Stiles —me reprende, rodando los ojos y viendo su hoja. Mckenzie y yo decididos hacer nuestros exámenes como usualmente lo hacemos y cuando lo terminamos nos intercambiamos la hoja—. Tienes una letra horrible.

—Estoy fastidiado, Mckenzie, sólo cállate y déjame pensar en toda ésta mierda que nos está pasando —mi mente ha estado analizando todas las posibilidades en las que por qué hemos despertado dentro del cuerpo del otro, pero lo único lógico es que Mckenzie hizo algo aproposito y viendola como si esto no le importara los más mínimo, mis sospechas son más certeras—. No entiendo cómo es que estás tan tranquila, Knyazeva.

Ella me observa de reojo y vuelve a clavar la vista en el reloj.

—Tranquilo, Stiles, encontraremos una solución a este problema —trata de calmar mi nerviosismo con el tono de voz bajo. Quisiera creerle y a la vez contradecirle, pero es obvio que no estamos en momento para hacer debates y gritarnos cuantas groserías salgan de nuestras bocas—. Iremos al campo y averiguaremos cómo regresar a nuestros cuerpos ésta misma tarde.

—Ojalá y sea así de fácil como lo dices —dejo escapar un resoplido—. Tengo que asistir a una reunión importante este fin de semana —comento, irritado y desesperado por salir de éstas cuatro paredes.

—¿"Reunión importante", dices? —su voz destilando sarcasmo y una risita de las típicas que uso para burlarme de alguien, sale de la boca de Mckenzie, o sea la mía—. Es la asamblea de todas las fraternidades, eso no es nada importante.

—Lo dices porque tienes envidia y no estás en ninguna —contraataco, alzando una ceja con superioridad.

—Uhg, ni siquiera me interesa esa clase de cosas en las que una sólo pierde tiempo —ancla sus ojos en lo míos—. Y no creo que tú debas estar...

—No te atrevas a decirme lo que puedo y no puedo hacer, Triple X —la amenazo con el dedo—, además, no creo que sea conveniente hablar como el sexo opuesto ya que estamos en jodidos problemas, compórtate como yo lo haría. No quiero que los demás me vean como a un maricón.

Ella rueda los ojos y aprieta los labios. El ruido de la campanilla avisandonos que la media hora de clase ha terminado, retumba por todo el lugar. La profesora Gia Biolo pasa recojiendo nuestras hojas de trabajo. Antes de levantarme de la mesa para largarme de ahí, me detengo y me vuelvo en el puesto para encarar a Mckenzie.

—¿Qué pasa? —pregunta con curiosidad y a la vez preocupada. Que turbio todo ésto, es como si me estuviera viendo al espejo y por un instante siento que me mareo—. ¿Stiles, estás bien?

—Sí...  —me masajeo la sien y me aferro fuertemente a la mesa—. Sólo quiero quiero pedirte que por favor no abras la boca más de lo que debes y que por lo que más quieras no dejes solo a Nathan. Si vuelvo a mi cuerpo y Nath ya no es mi amigo, te juro por las pocas tetas que tienes que te mataré con mis propias manos —termino, señalandola con mi dedo flacucho y la uña pintada de color borgoña—. No te atrevas a dejarme en ridículo o juro que haré lo mismo contigo.

Conozco esa expresión en mi rostro, pocas veces he tenido esa misma contracción de sopresa e impacto cuando algo me deja desconcertado, preocupado y la vez enojado. Me doy media vuelta y salgo disparado del salón a la siguente clase, caminando lo más femenino que puedo. Si no quiero que Mckenzie haga el ridículo en mi cuerpo, yo también tengo que esforzarme por comportarme como lo haría ella por lo menos hasta que el cambio suceda.

Mckenzie

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Mckenzie

—¡Oye, Nath, espera! —exclamo en su dirección cuando está a punto de atravesar la puerta.

—Oh, pensé que también querías salir con Mckenzie de la clase —noto el enojo, mezclándose con sarcasmo, en su voz—. No sé qué te pasa Stiles, de pronto eres amigo de esa chica...

—¿"Esa chica"? —repito incrédula, caminando torpemente a su lado y golpeando con el hombro a los demás alumnos que pasan por nuestro lado—. Ah, ¿crees que tengo algo con esa...  tonta de Mckenzie? —trago saliva porque de pronto siento que las palabras se atascarán en mi garganta. Que horrible llamarme a mí misma "tonta"—. Yo...  yo no tengo nada que ver con esa señorita desubicada —¿qué demonios es lo que estoy diciendo?—. Quiero decir...  esa boba de Knyazeva —dejo escapar un resoplido y alzo la mano dandole poca importancia al asunto.

Nathan se detiene a medio pasillo para encararme. Sus ojos almendrados se encuentran con los míos y me escanea profundamente, como si algo estuviera mal en mí, ¡y es obvio que hay algo mal conmigo! Sonrío con nerviosismo, pero le sostengo la mirada hasta que él decide apartarse unos cuantos pasos de mi territorio.

—Me das miedo Stiles —alza la mano para ponerme un alto cuando intento acercarme a él—. Me duele que no confiaras en mí para ser tu compañero en el parcial de Biología —él empieza a caminar hacia el salón de Cartagena, pero se detiene un segundo y se vuelve en mi dirección—. Incluso soy mejor que Mckenzie Knyazeva y lo sabes —no espera mi respuesta y aprieta el paso hasta desaparecer de mi vista y yo rápidamente empiezo avanzar detrás de su sombra.

—¡Vamos, sabes que Mckenzie es muy buena y no creo que ningún cretino de todos los que nos rodean la puedan superar —grito en medio de una sonrisa forzada, tratando de purificar mi inteligencia ante tal insulto hacia mi coeficiente intelectual y seguir teniendo el lazo de amistad con Nathan para que Stiles no haga nada que pudiera perjudicar mi carrera o peor mi reputación fantasma, pero prefiero mantenerme como la insoportable sabelotodo a la que ningún estúpido quiere tener cerca a ser una completa hueca de la cabeza de la que todos pudieran burlarse.





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Wattpad realmente me odia si cambia los guiones y hace espacios super largos en este nuevo capítulo.
😭😭

Aquí les dejo otro cap, esperando que aparezca bien, sino lo pasaré a borrador para volver a editarlo.

Besos, los amo, muchas gracias por los votos y comentarios, y por leerme por supuesto. ❤❤

Este cuerpo no es mío ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora