5. Él y Yo

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5. Él y Yo.

Mckenzie

Lo primero que mis ojos ven, al bajar del bus escolar, no es a Stiles en mi cuerpo, sino a su mejor amigo: Nathan. Mi nuevo cuerpo de alguna manera ha estado alerta todo el tiempo y por ende he estado transpirando, y les juro que es asqueroso. Cuando era Mckenzie, o cuando habitaba mi antiguo cuerpo, nadie me miraba, era un fantasma, era como un arbol plantado en un parque al que las personas pocas veces les llamaba la atención, pero ahora que estoy en el cuerpo de Stiles, puedo percibir las miradas sobre mí de diferentes puntos. Y por primera vez, aunque tal vez no lo sea, me siento el centro de atención.

—Amigo, el equipo te espera este sábado en el Club Hyland —un muchacho del equipo de fútbol de el entrenador Carter palmea mi hombro mientras pasa al lado de mí para bajar del bus. Veo su cabellera rubia alejarse por el caminito hacia el edificio Royale.

—¿Te encuentras bien, Stiles? —pregunta Nathan, delante de mí, con desconcierto.

—¿Perdón? —inquiero, pero reacciono al instante—. Ah sí, yo, estoy bien, Nathan. ¿Y tú cómo te encuentras? —empezamos a caminar hacia el edificio y mi cara lleva una mueca de dolor, pero en realidad es porque casi meto la pata al actuar como yo en el cuerpo de Stiles. Quedamos en que no íbamos a dejar que nadie nos descubriera, aunque es obvio que esto parecería una locura y por ende poco creíble.

—Muy bien —responde, observándome con curiosidad cuando yo me vuelvo para verlo. El nerviosismo se apodera de mí—. Debemos ir a la biblioteca a la hora del almuerzo.

—¿A... a qué? —trago saliva.

—¿Cómo que a qué? —él se queda parado en el puesto y por inercia yo también lo hago—. Te veo raro, Stiles. De pronto eres educado y preguntas cómo estoy, cosa que nunca habías hecho antes.

—¿En serio? —hago una mueca y rasco mi cabeza como si tratara de recordarlo. Qué clase de amigos tiene Nathan y ¡qué mal educado es Stiles!—. Ah, sí, el estudio que estoy haciendo... ¿para qué?

—Estás jodido Jamie y ahora te haces el pendejo. De verdad que estás como estás porque quieres, hermano —él deja escapar un bufido y se larga quién sabe a dónde mientras que yo me quedo parada, percibiendo las miradas de los demás sobre mí, delante de la entrada del edificio.

A paso lento e inseguro me adentro a Royale, la verdad es que ser el centro de atención ya no es nada lindo, muchas chicas me observan y guiñan sus ojos en mi dirección mientras que yo avanzo por el pasillo hacia el salón de Biología, varios muchachos palmean mi hombro fuertemente, haciéndome respingar de la sorpresa. No he abierto la boca en ningún instante, aprieto el paso para llegar al salón más rápido y así encontrarme con Stiles en mi cuerpo. ¡Dios, Stiles está en mi cuerpo! Este es el peor día de mi vida.

Cuando entro al salón, visualizo rápidamente mi cuerpo, Stiles se ha sentado hasta atrás y eso no me hace gracia. Mis labios se vuelven una linea fina y camino a pasos agigantados hacia él.

—¡¿Qué te ocurre, Stiles?! No puedes sentarte aquí —chillo delante de él, poniendo mis manos encima del escritorio y bajando mi torso hasta su altura—. Levanta mi trasero de esa silla y hazte en la primera fila.

Es tan extraño y aterrador ver mi cara. Mis cejas se fruncen y las pupilas en mis ojos azules se dilatan. Creo que Stiles se ha enojado. Rayos.

—¿Y por qué de pronto crees que voy hacerte caso? —inquiere, arqueando una de mis finas cejas. Wow, no sabía que yo podía hacer eso—. Estúpida.

Este cuerpo no es mío ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora