20. Yo vi lo que pasó

2.4K 329 30
                                    

20. Yo vi lo que pasó

Stiles

—¿Por qué no me quieres acompañar, hija? Siempre has ido conmigo y te gusta —la señora Charlotte se acerca para tomarme de los hombros—. ¿Te sientes bien? ¿Estás enferma? Últimamente has estado muy rara.

Estoy seguro que Mckenzie va a ese té por obligación, no por satisfacción.

—Estoy bien, Mujer. Es sólo que tengo como sueño y me gustaría dormir una siesta —miento. La verdad es que no quiero estar en medio de chismes de viejas y tengo planeado meterme nuevamente a la habitación del terror mientras ella no ronda la casa.

Ella niega con la cabeza mientras deja escapar un gruñido de desaprobación y luego se da la vuelta, caminando hacia la puerta y antes de salir completamente se vuelve hacia mí.

—Yo sabía que te terminaría afectando estudiar en una preparatoria pública —termina y se va, dando un portazo a la puerta.

Ruedo los ojos y luego subo a toda velocidad hacia la habitación abandonada. Tengo puesta una camiseta mangas largas y gracias a ella; la señora madre de Mckenzie no ha notado mi muñeca vendada, sino me arma el lío del año. Me fijo si Adam no anda por ahí y como no veo sus cabellos por ningún lado, me apresuro para llegar al final del pasillo, pero antes de llegar a tocar el pomo de la puerta, escucho un ruido proveniente de adentro. ¡Rayos!

—Qué mierda es lo que hay ahí adentro —me pego a la puerta y pongo mi oído para así, tal vez, poder escuchar mejor. No lo logro escuchar nada además de que otra cosa vuelve a, por lo que supongo, caer al suelo—. Verga, es el señor Adam.

Su nombre sale expulsado de mi boca al tiempo que emprendo camino hacia la habitación de Mckenzie lo más rápido posible. No quiero que me vea husmeando por ahí y sé que era él porque no lo vi en otra parte de la casa, además no avisó que saldría. Mi corazón tiene una pequeña palpitación veloz, no es por miedo, claro que no. Mi mente trabaja a toda velocidad sin entender por qué tienen una habitación abandonada, empolvada e intacta. ¿Qué familia de mierda con trastornos mentales tiene una habitación así? Ah, sí, mis vecinos los rusos.

Me da un retortijón en el estómago y tengo que sostenérmelo porque de pronto siento que se forma un vacío ahí dentro. Intento caminar hacia la cama para poder recostarme mientras se me pasa el maldito semidolor y esperar a escuchar que Adam se aleje del pasillo y de todo el piso de arriba si es posible. Mientras pongo mi hermoso trasero, quiero decir, el trasero de mierda de Mckenzie, sobre la cama; tomo uno de los libros que están sobre la mesita de noche. Se titula: Eleanor Y Park. Me dispongo a leer al menos hasta tener el camino despejado para poder entrar a investigar qué cojones está ocurriendo ahí.

Sé que no debería meterme, pero al estar dentro del cuerpo de Mckenzie me incumbe tanto a mí como a ella. Sé que odio a la putita rusa, pero de verdad me gustaría ver su estúpida cara por primera vez sorprendida si llego averiguar algo de lo que ella no tiene idea estando viviendo consigo en su propia casa por mucho tiempo. No es que me importe demasiado que tengan secretos tétricos porque sé muy bien de lo que es capaz la señora Charlotte, pero si es algo verdaderamente malo, porque realmente tengo mis dudas, me gustaría que de una vez por todas la familia Knyazeva se fuera a la quinta mierda del vecindario porque no los soporto más, al menos a la señora y su hija.

Dejo de leer el ridículo libro y luego me dejo caer de espaldas a la cama para poder ver el techo y cerrar los ojos sintiendo como la asquerosa vagina de Mckenzie expulsa la puta cosa que le sale del estómago. ¡Me quiero morir! Esto es lo más vergonzoso y asqueroso que me ha pasado en la vida. ¿Por qué coño me tocó esto a mí? ¿Por qué tengo que sentir esta aberración? Aprieto las piernas y luego me levanto para dirigirme al baño y poder asearme por quinta vez.

Este cuerpo no es mío ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora