Capítulo 44

9K 797 66
                                    

Memorizo lo último que puede ingresar en el examen, aún me quedan dos temas que espero no entren.

Fui irresponsable, debí haber empezado a estudiar esto antes, pero no tenía cabeza para nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fui irresponsable, debí haber empezado a estudiar esto antes, pero no tenía cabeza para nada.

Los entrenamientos físicos han sido escasos, por lo que mi cuerpo se ha mentido solo con la misera ingesta de alimentos.

Las cosas se han puesto feas, no platico con nadie si no es necesario, sé que a mis compañeros no les agrado, además en cada ocasión que escucha algo no hago más que sufrir al saber del Reino del Agua.

Es tortuoso, intento desviar las conversaciones cuando presiento que hablarán de Doskas.

Perdí contacto con Rizitos y el del Aire, no tengo cabeza para contestar cartas y menos solucionar problemas de otros, con los míos son suficientes.

—¿Cual es el porcentaje de engendros por elemento?—pregunta el Instructor.

Miro de reojo a mis compañeros, unas cuantas manos alzadas, otros están en la misma incertidumbre que yo.

Miro de reojo a mis compañeros, unas cuantas manos alzadas, otros están en la misma incertidumbre que yo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—60 nosotros—grita un hombre.

—No, 55—contraataca una chica adelante.

—30 los de Tierra y 65 Aire—dice un chico un puesto atrás del mío.

—20 los violentos del Fuego—añade una mujer.

Así estamos unos minutos más, hasta que piden silencio.

—Ninguno acertó—nos retan—Esta información es básica, siempre deben estar revisando vuestras pantallas, los porcentajes de muertos es clave para que sepan cuánto tiempo les queda en fases intermedias—su ceño se frunce y proyecta un holograma—Miren—ordena.

22% Fuego, 21% Tierra, 27% Aire, 25% Agua.

Las miradas de nerviosismo, el sudor frío, las cosquillas en los extremos del cuerpo, el temblor en las manos, las respiraciones agitadas y unos que cuántos tics es lo que envuelve el nuevo escenario.

Siento náuseas, sabía que llegaríamos al punto del casi exterminio, pero una cosa es pensarlo y otra es vivirlo.

Somos tratados como simples números, nadie habla de funerales, del dolor, de pérdida, esos conceptos no se adhieren a nosotros.

ZONA DE FALLAS: ENGENDROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora