24.

48.7K 2.7K 124
                                    

Cada voto y cada comentario cuentan :)   

Unos minutos después, Marc frenó ante una gran expansión de césped, rodeado por varios asientos.

Kim miró alrededor, impresionada.

—¿Es el campo de tu instituto? ¡Es enorme!

El chico no fue modesto al reconocerlo.

—Los Wolves somos los mejores. A lo largo de los años han ido agrandando las gradas porque demasiada gente venía a vernos.

Ella se acercó a él lentamente y lo miró, un poco pausada.

—¿Por qué… dejaste el equipo? —Se corrigió de inmediato—. Quiero decir, ¿por qué ya no estás?

—¿Por qué me echaron? —Le cortó, él—. Es obvio que ya no estoy en el equipo porque he acabado el instituto, ¿y por qué me echaron? Por muchas cosas y por nada.

—Rhiannon me ha dicho que también Frank estaba en el equipo, ¿fue por él?

El joven sonrió, algo cohibido. Tenía miedo a lo que Kim pudiera pensar si se daba cuenta de las cosas que había estado haciendo todo ese tiempo, de lo oscura que era su vida hasta que ella había llegado.

—No, no fue por Frank. Desde… desde hace un tiempo, he hecho demasiadas cosas de las que no me siento orgulloso.  Casi nunca prestaba atención a los entrenamientos y, bueno, vine a más de un partido con los ánimos demasiado subidos.

—¿Qué quieres decir? —El rostro de Kim expresaba gravedad.

—Que me pasé de la raya con muchos de los otros jugadores. Llegué incluso a partirle la nariz a un chico de mi propio equipo. Como ves, no soy recomendable... o al menos no lo era.

La miró, incómodamente. La verdad era que una parte de Marc esperaba que ella se fuera dando cuenta poco a poco de que las cosas que había hecho no tenían arreglo, que él no lo tenía.

—Lo que veo es que no estabas bien.

Con suavidad, Kim lo abrazó en silencio y Marc se preguntó si ella estaba entendiendo bien la situación. No había día que pasara que no se sintiera culpable de haber causado todos esos problemas cuando en realidad la situación sólo le correspondía a él, no había necesidad de joder a nadie más.

—Bueno —murmuró él tras unos minutos—. ¿Vamos a jugar al fútbol o qué?

Del asiento trasero del coche de su madre, sacó un balón.

Kim se quedó en el sitio, mirándolo escépticamente.

—¿Y cómo pretendes que juguemos sólo los dos?

—Digamos que es un entrenamiento.

Marc sonreía confiadamente, pero Kim no tenía tanta confianza en nada. Tomándose su tiempo, entrecerró sus ojos verdes, dubitativa.

—¿Seguro que no vamos a rompernos nada?

Él soltó una carcajada, le encantaba ver cómo fruncía el ceño con preocupación.

—Venga, Kim. Ni que fuera la primera vez que juegas al fútbol.

Kim miró hacia el cielo, disimulando, y de pronto Marc comenzó a carcajearse de nuevo.

—¿En serio es la primera vez que juegas al fútbol? —Siguió riendo.

—Siempre he sido torpe, ¿vale? —Respondió ella alzando la voz, algo avergonzada.

Él dejó de reírse y se acercó a ella con una mirada tierna. Se agachó (más de lo normal, ya que ella no llevaba sus altos tacones) y la besó suavemente.

Noche de Fuego. (DISPONIBLE EN PAPEL)Where stories live. Discover now