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Cada voto y cada comentario cuentan :)   

Los días pasaban rápido para Kim. Pronto se dio cuenta de que en menos de un mes tendría que irse y la idea le pareció más que dolorosa.
Llevaba toda la semana con la cabeza dando vueltas y preguntándose si eso que estaba sintiendo era amor.
Realmente, no se sentía del mismo modo que con Álex, pero estaba casi segura de estar enamorada de Marc; de forma diferente, pero enamorada al fin y al cabo.

¿Cómo había podido suceder? Eso no lo sabía, pero tampoco veía necesario saberlo.

Había hablado con Álex y se había disculpado por el arrebato que había tenido la otra noche. Él le había contado cómo había conocido a Rebecca, su nueva novia, en una fiesta y cómo inmediatamente habían conectado de forma “especial”.
Escuchó pacientemente como lo habría hecho con Simon y se asombró al no estar tan molesta como creía que estaría.
Todo estaba pasando demasiado rápido, pero quizá una parte de ella estuviera pasando página y olvidando a Álex.

Se sorprendió cuando el sábado su madre les comunicó que ese día tendrían que ir a Coolidge y, sutilmente, sugirió que Kim podría llevarse a Marc para que condujera.
Simon no tardó en preguntar si también él podía llevar a Rhiannon y  en menos de cinco minutos, tras hablar con los dos invitados, el plan quedó hecho.

Kim se sentía mal ya que sabía que Marc se sentía solo, y a pesar de que intentaba estar el máximo tiempo junto a él, no conseguía animarle demasiado.

El chico le había contado que en alguna ocasión, Rob había pasado por su casa para charlar, pero Frank era como una especie de cáncer que ocupaba a todos los demás amigos de él.
Había hecho correr rumores sobre Marc y eso, sumado a lo solitario que el joven se había vuelto a partir de la muerte de su padre, lo dejaba bastante abandonado.

Por un segundo, Kim se imaginó a Marc pasando el rato, en cualquiera de los bares que solía frecuentar en Washington, junto a ella y sus amigos y la idea no le pareció en absoluto desagradable.

Si sus amigos lo conocieran, seguramente encajaría en el grupo. Quizá tuviera algún problema al principio con la exigente Christine o el malhumorado Dawson, pero acabaría siendo uno más.
Aunque, a decir verdad, lo realmente interesante sería saber cómo pegaría junto a Álex. ¿Serían amigos? ¿Se repelerían desde el principio?

No le dio tiempo a imaginárselo, ya que Simon apareció bajando las escaleras a toda velocidad cuando oyó el sonido de un coche acercándose.

Kim se asomó por la ventana y vio que Rhiannon acababa de llegar y aparcaba torpemente junto a la casa.
Unos segundos después, a lo lejos se vio a Marc caminar hacia allí lentamente y con las manos en lo bolsillos.
La joven no pudo evitar sonreír al observar cómo él andaba con la vista fija en el suelo y un cosquilleo recorrió su piel al ver cómo sus vaqueros y su simple camiseta gris se ajustaban perfectamente a su cuerpo.

Sus ojos azules estaban algo ausentes y tardaron unos segundos en volver a la normalidad en cuanto la vio.

Kim salió a la calle e imperceptiblemente pudo ver cómo Simon y Rhiannon se saludaban con un abrazo demasiado íntimo, pero de nuevo volvió a fijar la vista en Marc, que sonreía.

Cada vez que la veía, no podía evitar poner esa cara de pánfilo. Se estaba enamorando como un gilipollas y el cielo era testigo de que no pasaba un solo día sin que pensara que todo acabaría y ella se iría de Minewolf, olvidándose de todo.

Kim llevaba una camiseta negra con detalles plateados y algo le llamó la atención: La primera vez que vio su largo cabello platino frente a la casa de Simon, llevaba esa misma camiseta:
era la camiseta de Dark Lust que tanto le había gustado, aunque se hubiera autoconvencido de que era otra cosa de ella que debería odiar.

Noche de Fuego. (DISPONIBLE EN PAPEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora